Aminadab, aparecida en 1942, es la obra de Blanchot que está más cerca de la estructura habitual de la novela. En un intenso y lírico discurso recitativo se describe una especie de viaje iniciático en el que los acontecimientos sucesivos se disuelven en una simbología trágica y desesperanzada. Elaborando influencias muy depuradas de Kafka, Heiádegger y el existencialismo com un lenguaje intenso y deslumbrante, Blanchot va desgranando una serie de parábolas de gran estirpe intelectual en las que se reflejan los más profundos problemas contemporáneos.