«Me llamo Sofía Miranda y no me peino, tengo una letra horrorosa, digo muchas palabrotas, odio cocinar, veo pelis malísimas que me encantan, tengo celulitis y una flaccidez en los brazos que es muy bestia. Soy madre soltera, adoptiva y doble. Solo sé que quiero vivir descalza el máximo tiempo posible (descalzos los pies y descalza la sesera) y que algún día no es un díade la semana, así que más me vale decidir YA». A mi lado hay dos señoras-chicas de cuarenta y pico con pinta de tener la casa superordenada. ¿Cómo es esa pinta? Pues van conjuntadas, planchadas, peinadas y hablan bajito. Me juego un ojo a que dejan cada cosa en su cajón, doblan perfectamente la ropa dentro de la bolsa del gimnasio y llevan unos neceseres tan completos como cuquis. Son de esas a las que yo admiro en el vestuario mientras embuto mi ropa sucia hecha una boñiga dentro de una mochila que siempre es demasiado pequeña y en la que nunca hubo un peine porque me paso los dedos por la melena y me quedo tan ancha.Mientras tecleo en mi portátil, intento adivinar qué echaré más de menos cuando me vaya de Nueva York e intuyo que serán mis paseos con Marina, las cenas con las chicas sobre el césped de Bryant Park, las pizzas de Eataly frente al Flatiron Building, las charlas interminables a la puerta del metro, las risas descontroladas. Y, sobr...
Un libro para pasar el rato y no pensar, simple y con un humor demasiado repetitivo que abusa de la misma temática constantemente. La protagonista, bajo mi punta de vista, es una inmadura con la que por lo menos yo ni llegué a empatizar en ningún momento. Lectura ligera sin más, si no tienes nada mejor a mano que leer.
En mi opinión pretende ser más gracioso de lo que es. Acaba recurriendo a los mismos chascarrillos durante todo el libro. Pero bueno, al fin y al cabo es lectura ligera, para mujeres 100% y no es muy larga por lo que, a lo que quieres cansarte de ella, termina.
Entretenido, divertido y con dosis humanas muy necesarias. Reivindico el talento made in Spain. Nada que envidiar a Marian Keyes.
Un libro entretenido, con dosis de humor y con situaciones muy de la vida cotidiana, aunque resulta repetitivo en algunas de esas situaciones.
Lo siento, lo he intentado, quizás no sea el género literario que más me guste o las circunstancias actuales no me den ánimo a seguirlo. Pero me parece leer el diario de una adulta inmadura. Repito, serán las circunstancias que vivimos, en un futuro le daré una oportunidad más.