Todo comenzó con la desaparición de Alejandra, una noche de concierto. Al tratar de encontrarla, descubrí hasta qué punto se había metido en nuestras vidas. Tiré de la madeja del misterio y me topé con una historia del pasado que sacudió mis cimientos. Como dijo en clase la profesora de Literatura: «La fuerza de la tragedia está en la desmesura de las pasiones y en el destino trágico de los protagonistas. No pueden eludirlo, son a la vez víctimas y verdugos».