Nos hallamos en un momento de cambio religioso que constituye un autentico desafío para el cristiano. Hay síntomas de que la religión, que era monopolio de la iglesia, comienza a deambular por todos los caminos de la sociedad. El cristianismo eclesial padece la emigración de un fuerte contingente de creyentes hacia la indiferencia o hacia una mayor flexibilidad doctrinal. Como reacción, asistimos al reverdecer de las tendencias tradicionalistas y neointegristas. Junto a todo ello, aparecen nuevos cultos adheridos a esa sensibilidad general neomística y neoesotérica que se denomina "Nueva Era", e incluso descubrimos que los rituales y mitos de la sociedad moderna despiden un cierto aroma a sagrado. ¿Adónde va la religión? ¿Qué retos presenta esta sensibilidad religiosa al cristianismo? ¿No será esta nueva "reforma" religiosa una nueva ocasión para la purificación y revitalización de la fe cristiana?