5 METROS DE POEMAS

Este libro, nos presenta varias propuestas de lenguajes que son manera diferente de ver o leer un texto (y más si es un poemario, me parece a mi), en su estructura física por el como está diseñado, por su forma de acordeón, haciendo que sea algo innovador y no cotidiano. Su nombre en sí, es también algo extraño, pues referencia como si fuera algo por extenderse, esto también me pareció diferente e intrigante. Al adentrarnos en las primeras páginas se detallan dos descripciones o dedicatorias muy extrañas, la primera, es la dedicatoria a su madre, y la segunda es: “Abra el libro como quien pelaa un fruta”, como si el leer este libro fuera un acto de adentrarse a lo diferente, pero siendo algo tan cotidiano como comer una fruta. Al estar en contacto con los poemas, me encontré con varios paradigmas, el primero es el por que de su manera de describir tan infantil, tal como si escribiera un niño quien se asombra de las cosas al verlas por primera vez, además de esto que hay un constante juego de las palabras, pues se encuentran unas en mayúsculas que hacen creer que RESALTAN algo, que evidentemente no es así, o no lo senti asi. Sus palabras corridas, con espacios, en cuadros, con un juego en la alineación de las frases. Pero me encontré con la desilusión de que no hay mayor trascendencia es sus letras, si en su forma de escribirlas o hacerlas denotar más, pero en sus palabras no denote mayor fondo. El libro como tal hace siempre un juego de lenguajes visuales, mostrando o denotando algunas cosas con mayor trascendencia. Su falta de signos de puntuación, hace una lectura con sonoridad, que al leerse en voz alta, da otra forma de encontrarlo más sonoro, más cómodo al lector. Es un libro corto, interesante y que llama la atención a simple vista.

Un formato interesante e innovador pero sus palabras no son tan relevantes cómo esperaba