El primer beso, la primera caricia, el primer desafío entre una mujer que ansía algo que nunca ha tenido, y un hombre que siempre consigue lo que quiere. Francesca Arno ha sido seleccionada entre miles de jóvenes artistas para pintar el mural que presidirá el vestíbulo del nuevo rascacielos de Ian Noble. Él ha organizado una fiesta en su honor y es allí donde ella lo ve por primera vez. La atracción que siente Francesca es tan inmediata como desconcertante. Nunca había reaccionado así ante un desconocido. Enigmático, intenso, misterioso e imponente, Ian la perturba por completo. Y a ella le encanta. Para Ian ella es el tipo de mujer por la que no puede evitar sentirse fascinado, una auténtica rareza: una chica absolutamente inocente. No obstante, también percibe que ella desea abrirse, experimentar, entregarse a las fantasías de un hombre como él. Tras su primer roce, las barreras del deseo y la pasión irán cayendo irremediablemente...
Con esta novela se inicia la trilogía "Porque eres mia". Una novela muy intensa y apasionante, totalmente adictiva. Una novela que te obsesionara, te poseerá y quedará para siempre en tu memoria. No es sólo una historia erótica, sino también una historia de amor y pasión. Donde una mujer que pierde completamente la voluntad por culpa de un hombre, que solo le prometió experiencias y placer, sin importarle para nada los sentimientos de ella, encontrándose totalmente a merced de un hombre que sólo la hace sufrir. Francesca es una artista que ve la vida con una perspectiva diferente, era una sumisa sexual pura, además de ser inteligente, talentosa, independiente y llena de vida. Él es un millonario fascinado por su obra y su forma de ser, siempre quería poseer el control absoluto de las cosas. Ella lo deseaba tanto a él como si fuera una necesidad biológica, algo así como respirar. Y pese a que ella no entraba dentro de los parámetros que él está acostumbrado, se enamora a primera vista de la chica virginal e inocente, una auténtica rareza. Un gran misterio dulce y tormentoso al que no podía resistirse. No obstante, también percibió que ella deseaba abrirse, experimentar, entregarse a las fantasías de un hombre como él. Tras su primer roce, las barreras del deseo y la pasión irán cayendo irremediablemente.
-Cuando me di cuenta de lo que habías visto en mí, me sentí avergonzado. Eres demasiado buena para mí- declaró con la voz ronca- y estoy seguro de que no te merezco, pero eres mía, Francesa. Y si te sirve de algo... Yo también soy tuyo mientras me quieras.