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Sinopsis de NIPPUR NÚM. 02: EL ERRANTE

"¿Quién eres?", le preguntan con frecuencia a Nippur de Lagash. Sus viajes por la Antigua Mesopotamia lo han convertido en mito. Ha luchado contra guerreros, monarcas y dioses. Ha compartido aventuras con héroes legendarios como el rey Teseo, Sargón el Grande, incluso Gilgamesh el Inmortal. Ha sido también soldado, fugitivo y esclavo. "¿Quién eres?", le preguntan con frecuencia. Y Nippur siempre responde: "Sólo un hombre. Nada más".

1 reseñas sobre el libro NIPPUR NÚM. 02: EL ERRANTE

La vida de Robin Wood es fascinante, me permite transcribir la anécdota de como se inicio en el mundo de la historieta, se la escuchado personalmente y en algunos reportajes. Es única y recomiendo su lectura. Con una vida tan ajetreada, ¿cómo acabaste escribiendo guiones de historieta? Háblanos de Nippur de Lagash, tu primera historieta y tu primera serie. ¿Cuál fue su origen? Llegó un momento en que decidí ser artista, y decidí ir a hacer Bellas Artes. Mis profesores me dieron un gran consejo: que si amaba el arte dejara de dibujar. Años después vi algunos de mis dibujos y debo reconocer que tenían razón. Pero allí conocí a Luis Olivera, y la verdad, no sé qué hacía allí, porque dibujaba mejor que los profesores. Imagino que era porque el café era gratis. Era de avaro... Primero estaba Mr. Scrooge [el tío Gilito] y luego él. En aquella época yo estaba fascinado por la civilización sumeria, y a él también le interesaba aquello. Así que hablábamos mucho, en vez de salir con tías... Yo no tenía dinero, y él aunque lo tuviera no se lo iba a gastar, pues prefería el celibato al gasto. Él sabía que yo había ganado un par de premios escribiendo, pues siempre fui muy fantástico... En la colonia, en gaélico, me llamaban Xanaquí, el que cuenta los relatos. Un día me dijo que le escribiera un guión de historieta, y escribí uno: Nippur de Lagash, y un par de ellos más, y se los di. No supe nada más, porque yo vivía en una pensión que era el colmo de la miseria (cinco camas en un cuarto; tírate así ocho años y verás como tu amor por la humanidad sufre muchísimo) y no quería que la viera. Un día, volvía de la fábrica, un muchacho pobre, esquelético, con orejas enormes, bajo la lluvia, con un paquete bajo el brazo... toda una película de Godard... Me detuve en un kiosco, busqué las revistas donde dibujaba mi amigo, abrí la portada y vi mi nombre. En la última página, donde se anunciaban las próximas salidas, lo vi de nuevo. Me fui caminando durante horas hasta llegar a la maldita editorial. Entré y me pasaron de oficina en oficina, todos preguntándome si yo era yo. Fui al quinto piso, sexto, séptimo (pensé, bueno, al menos estoy ascendiendo...), hasta que llegué frente a una hermosa señorita que me miró con alarma y me preguntó si yo era yo. Al rato me dejó pasar a un despacho y vi a un señor tras un inmenso escritorio que me preguntó si yo era yo, me pidió mi documento, me miró y me dijo: Ah, sí. Usted es usted. Yo le dije que hacía dos horas que repetía a todos que yo era yo. Me dijo que mi trabajo era muy bueno, y que me comprarían todo lo que escribiese. ¡Ja! ¿Cuánto? Pregunté yo. Me dijo una cifra que era como un año de sueldo de la fábrica. ¿Por los tres, eso? Le dije. No, contesto... Por cada uno. Salí de allí caminando entre nubes. Me fui a comer... ¡Comer! Me compré como 20 libros, busqué un departamento hermoso en las Barrancas, un lugar bien elegante, y trabajé como un descosido un año entero. Me vestía mejor, comía a diario y entonces avisé a la editorial de que me iba. Me dijeron que allá tenía un futuro, una carrera... y yo les dije que ya les enviaría guiones y que ellos me girasen el dinero. Eran muy reticentes, pues eso jamás se había hecho antes. Tras mucho regateo, aceptaron... pues les dije que de una manera u otra, me iría. Me había pasado ocho años en salas oscuras de fábricas, y ahora quería ver el mundo. Quería ver todos aquellos lugares acerca de los que había leído en los libros. Me fui con una mochila y un pasaje a Nápoles, y ese fue el inicio de 40 años de viajes continuos, en los que me recorrí el mundo. Viajar es un vicio para mí... He dejado trozos de mi persona aquí allá. Cuatro cogidas tuve en Pamplona... el toro era todo un profesional. He hecho todos los deportes individuales, de todo tipo, especialmente artes marciales, durante 30 años. He hecho salto en paracaídas, buceo, carreras a larga distancia...


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