MIERDA EN MIS ZAPATILLAS

Esta obra en sí trata de segundas oportunidades y por sobre todo de perdón. Nuestra chica como ya dice la sinopsis, regresa al hogar después de años de silencio. No lo va a tener fácil y aunque hay escenas muy graciosas, puedo decir que podemos ver lo duro que es cuando te cuesta perdonarte a ti, sobre todo cuando aún hay mucho dolor para ti y todos tus compañeros. Volver a avanzar, creer y darte una oportunidad incluso con los tuyos no sencillo y esto se ve reflejado de forma real. Obviamente vamos a tener personajes que serán apoyo constante y sorpresas que a los fans de la primera entrega nos encantaron. Pero lo que he encontrado es una chica con muchas claro oscuros, que está ansiosa por perdonar y perdonarse. Por luchar y que luchen por ella. Si te estás dando cuenta no estoy mencionando un total romance que lo hay, pero no lo hago porque ni la misma autora le dio ese punto protagonista al amor romántico y en cambio si al amor por una misma y por sobre todo al perdón que no es tarea sencilla cuando ha habido tanto dolor alrededor. Para mi MIERDA EN MIS ZAPATILLAS ha sido una gran sorpresa, porque aunque esperaba mucha comedia (que la hay) me encontré con una obra profunda, que me ha hecho disfrutar. Con un final que es que me dejó ojiplatica, un concurso de pasteles que vamos a ver, y unos gemelos que es que están para comerlos a mordiscos tenemos a Lorena Pacheco engatusando al personal que deja con ganas de la tercera parte.. si es que.... ¡Feliz lectura!

Mierda en mis zapatillas nos trae de regreso a Hanna, la hermana de Burke, una niña desde siempre diferente, la oveja negra entre el rebaño de ovejas de lana blanca y reluciente, quien hace cuatro años se largó de Gewächshauser persiguiendo un amor prohibido y sin mirar atrás. Ahora regresa cargada de decepciones y con muchas dudas y miedos porque aquellas personas que dejó atrás la rechacen después de haberlos dejado sin explicación alguna y con la incertidumbre de si será capaz de retomar su vida en el momento en que la dejó. Los personajes me han vuelto a enamorar, tanto los que ya conocía y que me ha encantado reencontrarme con ellos -sobre todo con Poli, el cocinero cotilla que ha vuelto a arrancarme más de una carcajada en medio de algún que otro caos- como los otros tanto que conoceremos más en este segundo libro, como: los padres de Hanna y Burke, Kai y su gemelo Axel, la mejor amiga de Hanna, Emma,..Todos y cada uno han sido una parte importante a la hora de ayudar a Hanna con sus demonios personales, sobre todo aquellos que no estuvieron en el momento en que pasó todo y que aportan un punto de vista nuevo a la situación, como por ejemplo Raquel, a la que ahora veremos mucho más trasladada al entorno rural pero que aún así nos volverá a sorprender con su boquita de oro y su genio a la hora de poner en su sitio a quien se lo merezca. Hablando del romance... porque sí, en medio de esta historia de reencuentros y segundas oportunidades, nos encontramos con un romance, el cual se da poco a poco, con sus altibajos y de forma muy real, con sus dudas y sus momentos de tensión y explosivos. La pluma de Lorena sigue siendo expectacular. Amena, divertida con un don de describirnos a los personajes de tal forma que nos sintamos, o bien identificados con alguno que otro, o bien los sintamos tan cercanos como si fueran uno más de los que conviven con nosotros. Y ni que decir de la ambientación, es de estas autoras que te hacen viajar, te teletransportan al lugar, que hasta te llega el olor tan característico de la zona y logra sumergirte tanto en la historia que más que leerla hace que la vivas en persona. Por último decir que, me alegra haber vivido esta aventura junto a estos personajes que, por supuesto se quedan guardaditos entre mis mejores lecturas y que, me alegro de la jubilación de la vaca Matilda, la mejor terapeuta de todo el mundo mundial, aquella que nos escucha y que entre mugidos nos pone en su sitio y nos hace recapacitar. Se merece sus vacaciones y una buena paga extra >.<