Lucifer Estrella del Alba, el antiguo favorito del Cielo y gobernante retirado del Infierno, nunca fue muy dado al compromiso, y eso no cambió cuando fundó su propio universo. Ahora, tras dejar atrás al fin todas las restricciones de la Creación de Dios, el Lucero del Alba se encuentra en una posición conocida: la de reunir almas para su reino. Sin embargo, en lugar de sufrir un tormento eterno, los nuevos inmigrantes de Lucifer son libres para vivir como elijan. El único mandamiento que les ha dado el creador de su mundo es que no deben inclinarse para adorar a nadie. Después de todo, no inclinarse ante nadie es el motivo de orgullo del Portador de Luz. Pero el Cielo ha hablado: el cosmos de Lucifer es una afrenta al esquema ordenado de las cosas y debe cerrarse a cualquier precio. Como se suele decir, el orgullo precede a la caída, y la Muerte tampoco es muy dada a los compromisos.