Tras haber recuperado sus alas y una vez recibido el pago pactado por los servicios prestados a la corte celestial -la posibilidad de acceder a cualquier lugar de la Creación-, Lucifer continúa dando los pasos necesarios para llevar a la práctica su intrincado plan. Aquel con el que reivindicar su individualidad y recuperar el libre albedrío, escapando del Plan Divino y poniendo en jaque, de paso, a Cielo, Tierra e Infierno