Oliver Cox no es el típico millonario arrogante y creído que mete en su cama a una mujer distinta cada noche. Para él eso no tiene importancia. Lo única manera en la que le interesa triunfar es, llevando a su empresa al éxito, y hasta ahora, lo está consiguiendo. Dueño y CEO de Cox Tech, lo tiene todo para ser feliz; dinero, éxito, fama, e incluso una belleza fuera de lo común. Sin embargo, le falta algo, y está dispuesto a hacer lo que haga falta para conseguirlo. Rachel es una virtuosa, siempre se le han dado mejor las maquinas que las personas. Una chica joven, extrovertida y muy independiente que, disfruta dejándose llevar por su imaginación para crear innovadoras aplicaciones y artilugios tecnológicos. La mejor en su campo y deseada por todas las empresas. Su vida da un giro de ciento ochenta grados cuando su jefe le pide que viaje a Nueva York para trabajar temporalmente en un proyecto conjunto con la empresa rival, Cox Tech. Él nunca imaginó que fichar a la chica del momento para su empresa le resultaría tan complicado. Ella jamás esperó sentirse atraída por el capullo arrogante que no deja de insistir en querer contratarla.
No suelo leer novelas de esta temática y según comenzaba pensé: Una copia de 50 sombras de Grey y cuan equivocada estaba. ¿Es una novela erórica? Sí. ¿Abusa de escenas de sexo? No tanto como 50 sombras de grey, pero al fin y al cabo es una novela erótica. ¿Tiene una historia? Totalmente, y una muy buena trama. Me ha entretenido mucho, sorprendido con los giros que da la historia, y encantado con el final. Si bien es cierto que cuando Oliver, uno de los protagonistas, se convierte en narrador cuesta creerle, tiene la misma voy o muy similar a la de Rachel, la otra protagonista. Por lo demás un buen desarrollo, siempre sucediendo cosas, imprevistos y catastróficas descichas que hacen que te enganches para saber cómo va a acabar todo. Una novela entretenida para pasar un rato sin tener que pensar demasiado.