Whistlefield es una finca famosa, además de por su belleza, por el laberinto vegetal que crearon en ella sus primeros propietarios. Lo conforman altos setos que -para quienes logran alcanzar la meta evitando los caminos sin salida o que regresan al punto de partida- conducen a dos centros distintos. Allí es donde, en una cálida tarde de verano, aparecen los cuerpos sin vida de los gemelos Roger y Neville Shandon. Roger —el dueño de Whistlefield— y Neville —conocido abogado— han sido ambos asesinados aparentemente con la misma arma: un dardo impregnado de curare. Para averiguar quién ha cometido el extraño doble crimen llega a Whistlefield el sagaz jefe de policía Sir Clinton Driffield.
En una amplia casa de campo situada en tierras escocesas, rodeada de praderas, lagos y que cuenta con un original laberinto vegetal, se nos presenta a los arquetípicos protagonistas: tres hermanos (destaca el indolente Ernest), una pareja de sobrinos huérfanos y sus amigos invitados, el secretario, Wendover el vecino y sir Clinton el ingenioso el jefe de policía; de todos ellos se aportan gestos, datos, psicología y problemática que puedan justificar tanto que sean víctimas como asesinos e incorporará pistas de cada personaje y nuevos delitos para crearnos dudas y sospechas hasta la resolución final del enigma (en un capítulo totalmente aclaratorio). Es decir, todo muy clásico y hasta aquí puedo leer. El autor era profesor de Química e investigador y eso explica que en la obra se profundice, casi técnicamente, en el análisis de algún elemento de los crímenes (VALE, hay veneno 😃); hay momentos a lo “Sherlock Holmes” con curiosos, ingeniosos y, a veces, divertidos diálogos entre Wendover/Escudero y sir Clinton, por sus visiones diferentes de la investigación; hay un interés por resaltar las dificultades de la investigación policial (siendo necesario saber el cómo fue posible el crimen, quién tuvo la oportunidad y por qué lo hizo) y también por proteger la vida de los policías en actos de servicio. Tiene un inicio trepidante y lleno de tensión y que, poco a poco, evolucionará a una investigación más intelectual y técnica (a veces excesivamente lenta y tediosa); el lenguaje es eficaz, directo y rico, evitando lo superfluo con pocas descripciones ni sentimentalismos. En resumen todo un clásico recuperado
Libro publicado por primera vez en 1939. Creo que es un detalle imprescindible porqexplica el ritmo y te lo encuadra en una época concreta. Es un libro de detectives, un juego de gato y ratón. No pasan grandes cosas y es lento. Centrado en pequeños detalles y muy pausado. Es verdad que no se puede comparar a Poirot (los protagonistas son un poco sosos, sin chispa) pero me hizo pasar un rato entretenido. A lo mejor un poco previsible pero muy bien terminado e hilado. Si te gustan las emociones fuertes no es el tuyo. A mí me gustó, hacía tiempo que no leía nada parecido y lo disfruté.