Un viejo granjero, aficionado a fumar en pipa ante la chimenea de su casa, y poco amigo del trabajo, de los cambios y de las modernidades, se ve acosado por todos para que derribe la inmensa chimenea y remodele la casa con un sentido práctico y económico. Su mujer, sus hijas, los vecinos, los arquitectos y constructores intentan convencerlo. Verdaderamente, la chimenea es descomunal, desproporcionada: toda la casa parece haberse construido a su alrededor y el hombre se ve acosado por razonamientos que parecen incontestables. Pero el viejo opone otras razones: la finca tiene su roble, su camino? y su chimenea. Sin ellos perdería su carácter, y él a la compañera de sus tardes de pipa y abandono. Una genial novela corta, llena de humor, contra la uniformidad de las convenciones modernas.
Empecé este libro porque llegó a mis manos de casualidad, no lo conocía ni había oído hablar de él y la verdad es que ha supuesto una grata sorpresa. Se trata de una novela corta, entretenida y muy fácil de leer. Básicamente narra la historia de un hombre que tiene en su casa una chimenea de proporciones enormes y todos a su alrededor le intentan convencer para que se deshaga de ella. A pesar de que a penas pasa nada durante la novela y de que la gran parte del texto es descriptivo, esta escrita de forma tan dinámica que cuando te quieres dar cuenta se ha terminado. A mi me da la sensación de que Herman Melville se planteó el reto a sí mismo de si podría escribir una novela que hablase casi exclusivamente de un objeto, ¡y vaya si lo consiguió!