El maestro Tardi vuelv e a las andadas con el segundo tomo sobre la guerra dedicado a la memoria de su padre Como no avanzábamos lo suficiente, recibíamos culatazos y golpes de gummi en la columna y los riñones. Además del frío, estaba la imponente y brutal presencia de los Posten que nos dirigían, frenéticos por incrementar la distancia entre el Ejército Rojo y sus asquerosos culos, pero no había forma de avanzar más rápido.