Will Dennison y Mike Ryko son los cronistas de las idas y venidas de un grupo de amigos en unos pocos días de agosto de 1944. Casi nadie tiene trabajo, y todos son jóvenes, con proyectos literarios o artísticos, a los que aluden casi de soslayo. Y aún no hablan de ellos mismos como escritores, aunque las dos figuras clave del relato, Phillip Tourian, un guapísimo jovencito, y Ramsay Allen, el sureño que lo ama y lo sigue como «un perro apaleado», ponen «Rimbaud» y «Verlaine» cuando firman una petición para el congreso de un grupo de izquierdas. Pero en esta extraña novela casi sin ficción, lacónica y helada y con la fascinación y la dureza de una crónica negra, nadie es quien dice ser. Porque Will Dennison es el nombre que se da a sí mismo William Burroughs en la novela, y Mike Ryko el que adoptó Jack Kerouac. Y los hipopótamos se cocieron en sus tanques es la novela que ambos escribieron a cuatro manos, meses después, sobre los acontecimientos de aquel verano iniciático, que de alguna manera definió sus vidas y su literatura.
Debo añadir que William Burroughs coescribó esta novela junto a Kerouac. Una novela que no me dejó indiferente y que tampoco habrá dejado a nadie sin pensar: ¡Qué coño es esto! Pues sí, sosegada y templada, descriptiva y despreocupada, alocada y disparatada hasta el hartazgo. Real como la vida misma, porque la trama es totalmente verídica. Dos tipos, amigos durante años, que no sabían que años después iban a ser adorados por miles de personas.