¿Cómo reaccionarías si una persona querida que murió tiempo atrás se presentara un día en tu casa? Harold y Lucille Hargrave han vivido durante décadas con la pena de haber perdido a su único hijo, Jacob, en un trágico accidente en 1966. Ahora, ya entrados en la tercera edad, disfrutan de una vida tranquila. Hasta que un día, un agente gubernamental aparece en su puerta de la mano de Jacob, que sigue teniendo ocho años y el mismo aspecto que tenía el día de su muerte. A lo largo y ancho del mundo, los muertos están volviendo del más allá. Nadie sabe cómo ni porqué, o si se trata de un milagro o un anuncio del fin de nuestros días. Ni siquiera Harold y Lucille saben cómo reaccionar ante la vuelta de su hijo, lo que sí saben con certeza es que se trata de Jacob.
A diferencia de quien reseñó este libro, antes que yo, a mi no me pareció decepcionante. Lo leí hace ya unos 5 de años y creo que hace una reflexión interesante sobre la muerte que siempre parecen injusta y cruel, sobre todo cuando ocurre a una edad temprana o cuando nos queda algún pendiente con esa persona. Es como Las Intermitencias de la Muerte de José Saramago que aborda que pasaría si nadie muriera. Esta novela parte de la premisa de que pasaría si los muertos retornaran, con la edad en la que desaparecieron y no solo uno, sino muchos a la vez. Y como eso no solo causa estragos a nivel familiar, sino que se convierte en un problema de estado que como en otros casos nuestra organización como sociedad no sale muy bien parado. Es como los deseos de la lámpara mágica. Cuidado con lo que deseas.