Año 2134, los seres humanos viven confinados en las grandes ciudades cúpula entregados al ocio y la diversión mientras las máquinas realizan todo tipo de trabajos. Los humanos solo tienen que disfrutar de sus largas y placenteras vidas conectados, por medio de los implantes oculares, a la corporación Virtual Life. En el exterior de las ciudades cúpula solo hay desolación, la tierra está contaminada, igual que el agua que queda, no hay animales ni plantas y la vida humana es imposible.
El precio de la libertad es la incertidumbre, pero si la seguridad es vivir esclavizados por quienes desean controlar nuestras almas y mentes, bendita incertidumbre
No somos lo que tenemos, ni tampoco el estatus que otros nos conceden. Poseemos un valor más grande: el que nos dan las personas que nos aman y a las que nosotros amamos.