Aunque oculto durante algún tiempo tras la etiqueta de escritor secreto, la relevancia de Marcel Schwob (1867-1905) en la literatura moderna como atestigua su visible presencia en escritores como Jorge Luis Borges y su Historia universal de la infamia, Juan José Arreola, Antonio Tabucchi o Pierre Michon en sus Vidas minúsculas, entre otros se ha ido haciendo cada vez más patente. Publicada en 1896, Vidas imaginarias es la deslumbrante culminación de una carrera y una obra tan breves como intensas. Compendio fantástico de mágicas evocaciones de personajes históricos, reales unos Uccello, Pocahontas, el capitán Kid, célebres otros Eróstrato, Petronio, quizá inventados aún otros más, este libro extraordinario funda definitivamente ese moderno espacio donde la literatura se entremezcla con la historia, arrojando sobre ella una luz no por insólita menos sugerente. Traducción de Antonio Álvarez de la Rosa
Recomendado por Borges y Bolaño en su minuto. Una cátedra de cómo hacer literatura desde los detalles.
Según Schwob, la tarea del biógrafo es “contar con el mismo esmero las existencias únicas de los hombres, así hayan sido divinos, mediocres o criminales”. En ese sentido, escribe biografías ficticias de personajes históricos reales pero también de otros (quizás) imaginarios; algunos con historias banales en apariencia y otros con vidas que rayan lo fantástico; algunos desabridos y otros terribles. Yo me quedo con sus personajes más terribles: ya sean marcados por la locura, tocados por divinidades sombrías o simples criminales. Esos fueron los que más me sorprendieron, porque no esperaba que este libro tuviera páginas tan oscuras (como las de Cyril Tourneur). Aunque también las hay de otro tipo, porque algunas historias están escritas con una prosa que es pura poesía (como la de Lucrecio). Me imagino que este libro debe haber resultado extraño en su época (se publicó en 1896), pero sé que sin él no hubieran sido posibles obras más cercanas a nuestro tiempo, como la Historia universal de la infamia de Borges o La literatura nazi en América de Bolaño. De todas estas vidas imaginarias, mis favoritas son: “Cyril Tourneur, poeta trágico”, “Eróstrato, pirómano”, “Séptima, encantadora” y “Lucrecio, poeta”.