«Más que un libro de viajes esta sagaz narración es un canto de amor al mundo» (Juana Salabert, La Razón). En la década de los cincuenta, mientras recorre la Polonia profunda «con más pena que gloria de aldea en aldea, de villorrio en villorrio, en un carro de adrales o en un autobús desvencijado» Kapuscinski, aprendiz de reportero, vive obsesionado con la idea de cruzar la frontera. Fracasa en su aspiración de viajar a la vecina Checoslovaquia, pero, a cambio, la redacción del diario en el que trabaja lo envía a India. El flamante corresponsal parte con un libro, la Historia de Heródoto, que, compañero inseparable desde entonces, resultará decisivo para la formación profesional y personal del futuro autor de El Emperador, El Sha, El Imperio o Ébano.
Bellas reflexiones, buenas descripciones de los lugares por donde viaja y comentarios de la Hª de Herodoto y como están ahora esos países. Denso pero interesante.
En referencia a Heródoto: Es el primero en descubrir la naturaleza multicultural del mundo. El primero en clamar que todas las culturas deben ser aceptadas y comprendidas, y que, para comprender una, antes hay que conocerla.
"El ejemplar de la Historia de Heródoto era un volumen muy grueso, con cientos de páginas. Los libros así de gordos tienen un aspecto tentador, son como una invitación a una mesa llena de manjares."
toda gran obra, hay que leerlo repetidas veces: cada nueva lectura desvelará nuevas capas, contenidos distintos, no vistos antes, nuevos sentidos e imágenes. Pues todo gran libro contiene varios libros, sólo que hay que llegar a ellos, descubrirlos, profundizarlos y asumirlos.
"Tenía esa particular, personal e intransferible chifladura -siempre ha habido gente loca- que responde al nombre de curiosidad."