Sinopsis de VERDE AGUA

Este relato-diario ha sido definido por la crítica italiana como un pequeño clásico contemporáneo. El hilo conductor de la narración es el éxodo de los italianos de Fiume, ciudad que en 1947 pasó a Croacia, dentro de la antigua Yugoslavia. Marisa Madieri vuelve a encontrar en la memoria los episodios trágicos y cómicos que marcaron su infancia, las personas con las que creció —como la inolvidable abuela Quarantotto— y el ambiente del Silos de Trieste, «un paisaje vagamente dantesco, un nocturno y humeante purgatorio», en el que vivió junto con otros refugiados hasta hacerse adulta. A medida que el relato avanza, la escritura, precisa y sutil, revela una tensión entre la reapropiación del pasado y la incertidumbre frente al futuro, que desemboca en una actitud valiente y generosa ante la vida.

3 reseñas sobre el libro VERDE AGUA

Marisa Madieri en este relato-diario cuenta su nacimiento en Fiume, ciudad italiana en 1938, que pasó a ser de la antigua Yugoslavia en 1947. Desde esta ciudad la autora con su familia se trasladó a Trieste y vivieron unos durísimos años en el centro Silos como refugiados hasta conseguir su propio piso en dicha ciudad. La autora no escatima al contar los acontecimientos trágicos que marcaron su exilio y el de su familia. Una obra dolorosa y tierna a partes iguales. Podríamos decir que el hilo conductor de la narración es el paso del tiempo, simbolizado en la bella metáfora del título.


La autora fue la esposa del también escritor triestino Claudio Magris, que es quien escribe el postfacio y del que he leído algunas obras magníficas como "Así que usted comprenderá", que me ha gustado mucho y también está reseñada. “Verde agua” es una especie de relato-diario escrito entre noviembre de 1981 y noviembre de1984, cuando ya la autora era una adulta, casada con Magris y con hijos mayores. Lo acabé de leer, justo el día que volé a Trieste con mis amigas, un maravilloso viaje, me encantó, una maravillosa ciudad llena de librerías estupendas. Perdón por el inciso. Se lee rápidamente, me gustó mucho conocer la historia y la vida de María Madieri a través de un libro, escrito como un libro de la memoria íntima. Se narra el éxodo de los italianos de Fiume. También me ha encantado el postfacio que hace su marido, ya que nos ayuda mucho a valorar este pequeño diario. Explicará en el postfacio el gran éxodo de los italianos que habitaban en Fiume, que en el año 1947, pasó a Croacia, dentro de la antigua Yugoslavia. Y además de ser una magnífica obra que trata sobre el exilio familiar y todo el significado que tiene desde la perspectiva de la niñez, es una espléndida y lúcida reflexión sobre lo que supone la gran fractura del destierro. Su familia tuvo que emprender un doloroso éxodo desde la ciudad de Fiume, que quedó para Yugoslavia, después de la guerra. Comienza con su infancia y sus recuerdos de su familia y también de su ciudad natal, Fiume. Nos narra, después, una niñez vivida, durante siete años, de forma muy precaria, en un campo de refugiados en el Silos de Trieste, convertido en un gueto. Más adelante, en el año 1954, se firmó en Londres el acuerdo para la cesión de parte del territorio libre de Trieste, a Italia. Una espléndida obra que nos muestra su desarrollo vital, además del retrato muy pormenorizado de algunos de los componentes de su familia que más la marcaron, nos muestra una madre cariñosa, un padre de poderosa imaginación y una fascinante abuela. Una obra narrada con lealtad hacia un pasado donde no se nos oculta nada, un generoso y entrañable testimonio.


La vida de una escritora que, junto a su familia, tuvo que exiliarse por cuestiones "de frontera" entre Italia y Yugoslavia cuando era una niña y terminaron en un campo de refugiados. La mirada de la historia con los ojos de esa niña que fue Madieri. Todo el tiempo habla del mar, de sus juegos en su ciudad natal, a orillas del mar. Pero, el título no tiene relación con el agua de mar, ni con nada que se le parezca. Es una nota conmovedora en la vida de Madieri jovencita. Se lee de un tirón. Altamente recomendable.


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FRASES DEL LIBRO VERDE AGUA

Pienso en mi madre cada vez con más frecuencia e intensidad. Las raíces de mi fuerza y de mi capacidad de no rendirme frente a las dificultades se hunden en su amor".


Publicado porjulia1955

Mi abuela era alta, recta y silenciosa. Sus ojos, de párpados abultados, eran dos hendiduras ligeramente curvadas hacia abajo, su boca era fina y dura. Su rostro, de rasgos imperiosos, era suavizado por una nube de cabellos suaves y blancos recogidos en un moño sobre la nuca".


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Incluso siendo anciana la abuela mantuvo un porte majestuoso, rasgos nobles y espléndidos cabellos blancos, finos y brillantes como la seda aunque se los lavas muy de vez en cuando".


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El primer espacio para la aventura de mi vida, pues, el de las exploraciones a gatas en los laberintos domésticos, fue precisamente su vestíbulo, en el cual se me admitía de buena gana puesto que estaba casi desprovisto de adornos".


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La abuela, en efecto, tenía une visión sombría de su propio sexo y de sus funciones y definía a la mujer como " una cloaca".


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Mi padre y mi madre descansarán aquí un día el uno junto a la otra, reunidos de nuevo".


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