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Sinopsis de VAMOS A TOCAR EL AGUA

Un año en Berlín. Cuatro estaciones y una más. Dos adultos y dos niñas. Un ojo torcido hacia el país que quedó atrás y las ausencias que nunca lo son; el otro puesto no en el futuro, sino en lo urgente: el kínder de la menor, la birra que se enfría en una ventana invernal, el agua de mar donde se reconoce una familia extranjera. Tales son los pequeños dramas cotidianos que el escritor convierte en monumentos al afecto y relatos de época.

4 reseñas sobre el libro VAMOS A TOCAR EL AGUA

¿Diario de viaje o reallity familiar? Cualquiera de las etiquetas le caben a estas crónicas de la experiencia migratoria del autor y su grupo familiar en un territorio hostil, que va desde su clima hasta su idioma, pasando por sus costumbres y su gastronomía. Hostilidad que se diluye tanto en la forma de hacer frente a los quehaceres cotidianos como en la manera (relajada) de narrar los pequeños cataclismos a los que se enfrentan. Humor, amor, desarraigo y nostalgia: combinación justa para un buen libro!


La historia de un año de vida. "Uno pestañea y pasan seis meses, pestañea de nuevo y ya hay que volver. Eso se dice como convención, pero no nos engañemos, no es así. No es así para nada. Mejor dicho, es todo lo contrario. Pasan muchísimas cosas en un año." "...eso que queda dentro del paréntesis de lo que luego llamamos «una vida»"


Es una crónica de las vivencias cotidianas de una familia latinoamericana que busca su espacio en la sociedad germana. Se identidica con el relato quien ha tenido que vivir lo mismo.


“Vamos a tocar el agua”, oda al ser latinoamericano “Como cualquier familia que se asoma al abismo, éramos enemigos. Éramos, los cuatro, cables vivos que sacaban chispa con el mínimo contacto.” Vamos a tocar el agua es un libro del costarricense Luis Chaves publicado en 2017. Digo libro porque es una mezcla de crónica y diario de viaje del año en que, habiendo ganado una beca para artistas, el autor vivió en Alemania junto a su esposa y sus dos hijas. El relato se divide en 5 capítulos: Invierno, Primavera, Verano, Otoño e Invierno otra vez en los que Chaves nos cuenta fragmentos de aquellos días de extranjeros en los que a medida que avanzan las estaciones avanza también su asentamiento en la ciudad. Pero para cuando empiezan a tomarle cariño a Berlín, vuelve el invierno y es hora de volver a casa. “Una casa es eso, el sitio donde uno sabe qué hay dentro”. Muchas veces nos escucho hablar de nosotros mismos, latinoamericanos, como el resto inútil que le sobró al primer mundo. Nos reímos de nuestra argentinidad, de la marginalidad de ser latinos en el mundo. Y Chaves, que escribe con la honestidad cómica y trágica de un costarricense en Alemania, nos muestra que las cosas a veces no les salen, pero ellos siguen. Seguimos. Porque ante todo, sobrevivimos, llevamos la vida a cuestas y nunca dejamos de ser latinoamericanos en el mundo, lo que para mi, es virtud. Vamos a tocar el agua es también un diario de escritura porque nos muestra el detrás de escena de este libro, su proceso creativo, el cómo, el cuándo y cuánto. Hace poco terminé de comprender que lleva un tiempo tener algo que decir, algo que escribir. Hace falta darle un reposo, una horneada a lo que vamos a escribir. Amasar el pan, dice Leila Guerriero. Y eso es lo que hace Chaves. A los recuerdos solo los constituye el tiempo. Luis Chaves creó un pequeño gran libro acerca de los inicios, los finales y todo lo que hay en medio que no son sino cambios. Cíclicos. Llegará el invierno, otra vez, como llega el verano, la primavera y el otoño “y un ruidito interno que aumenta producto de dos cosas: lo que termina y lo que va a empezar.”


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