UNIDAD DE LUGAR

Hace un tiempo me propuse leer la obra de Saer en orden cronológico, para ir observando el avance en su escritura. En estos seis cuentos vemos la entrada del autor a la madurez de su narración. Aquí confirma su estilo, sus preocupaciones. Lleva situaciones cotidianas a otro nivel, de una manera totalmente renovadora. En un momento en que Cortazar era considerado el rey del cuento corto, Saer no buscó imitarlo creando una forma totalmente diferente y original. Salvo el cuento Paramnesia situado en época de la conquista, el resto nos muestra seres comunes, en situaciones comunes, con sus miedos, virtudes y mezquindades. Lo importante no yace tanto en lo que cuenta sino en como lo cuenta, como logra despertar el interés en estos seres y no poder despegar el ojo de la hoja. Vuelven a aparecer personajes de otras obras, como Tomatis. De los cuentos el que más me gustó es "Fotofobia". Sin duda voy a seguir leyendo y sorprendiéndome con el universo de este autor único.

El libro es de esos que hay que leer al menos una segunda vez, dejando pasar un tiempo, especialmente para comprender segundas intenciones en un par de historias que tienen atmósferas de sopor, en donde no pasan muchas cosas, el tiempo avanza lento y hay cierta confusión en las acciones. El libro es bueno, con muchas coincidencias con Abelardo Castillo, ya sea por elección de temas, por ambientación en pueblos, por construcción de los personajes. Sombras sobre vidrio esmerilado Destacan la forma de enhebrar distintos conflictos, la creación de un ambiente que es también una atmósfera, los conflictos de una mujer entre el presente y el pasado, una imagen muy fuerte y sugerente (un cuerpo tras el vidrio esmerilado del baño) y un montón de cosas que no se dicen o se mencionan casi al pasar, que terminan siendo tan importante como lo que se cuenta en detalles. Uno de los mejores cuentos que he leído en mi vida. Paramnesia Un capitán (en aparente control, con cierta debilidad física), un fraile (al borde de la muerte) y un soldado (debilitado y enemistado con el capitán), pasan sus últimas horas en un fuerte arrasado. Si bien no se menciona ubicación física y temporal, tiene similar ambientación a “El hambre”, de Manuel Mujica Láinez. Todo está embebido en un ambiente de sopor y confusión. El monje agoniza en el piso y el soldado pelirrojo le pide clemencia al capitán. Cuando el hombre finalmente muere, la reclama que le dé sepultura, sin embargo el capitán se burla y dilata la acción con una promesa. En un arrebato, el soldado toma control de un arma y ante el acecho del capitán, abre fuego. Barro cocido Historia de pueblo chico. Aparece una camioneta amarilla al lado de un motel. Se rumorea que es del hijo de un viejo conocido del pueblo, que se había ido tras una disputa con su padre. Una mujer rubia, misteriosa, con un embarazo bastante avanzado, lo acompaña. El hombre de la camioneta comparte las tardes con los muchachos del boliche del pueblo, hasta que un día se produce el encuentro en la puerta. El viejo golpea con una vara al otro hasta que éste cae al piso. El viejo toma un puñado de billetes y deja el resto al hombre caído en el piso. Los parroquianos lo ayudan a levantarse. Al día siguiente el hombre y la camioneta desaparecen. Fotofobia El cuento tiene cierto aura de confusión, de situación onírica mezclada con la realidad tal como sucede en Paramnesia, aunque en este caso parece mejor logrado. Una mujer sale después de varios días de un sótano y comienza una caminata hacia el centro de la ciudad, enmarcada en una fuerte debilidad (no se menciona qué la llevó a sentirse así, pero se supone que sale de una recuperación). El sol de enero castiga duro cuando camina por la vereda del sol. Reflexiona de tanto en tanto sobre su debilidad (tiene una venda en la muñeca) y a medida que avanza el relato su situación física se va deteriorando por el calor, hasta que logra llegar a un bar. Muy bien narrado en cuanto a detalles y transmisión de la auto percepción por parte de la mujer, aunque no llega a un final resolutivo y desde mi punto de vista tampoco insinúa lo suficiente. Verde y negro Otro cuento de pueblo, por el uso del lenguaje, hermanado con los relatos típicos de Castillo (me recuerda mucho a “La mamá de Ernesto”). Un auto muy llamativo se aparea al paso de un joven que va caminando. Dentro, una mujer atractiva lo invita a subir con la excusa de ir a una fiesta. El joven acepta. La mujer estaciona el auto en la puerta de una casa modesta, que no guarda relación con el vehículo. Inmediatamente van a la cama y hacen el amor. Ella comienza a llorar y dice unas palabras, como acusándolo, cuando en realidad se refiere a otro hombre que está parado en la puerta de la habitación (¿su pareja, en una situación al borde de la separación?). La tristeza de la situación de la pareja se transmite a través de la mirada del joven de manera muy precisa. Otro punto fuerte es todo el diálogo interior que el muchacho tiene sobre la situación y especialmente cómo se imagina la reacción de los amigos cuando les cuente la situación. Fresco de mano Dos historias hilvanadas en una. Todo gira en torno a un patio en un día de calor agobiante. Un joven periodista/escritor está tratando de escribir un manuscrito, cuando llega de visita otro joven, del que siente que lo conmueve con la mirada. Desde la cocina llega el olor y los ruidos de una preparación de la madre y el muchacho reflexiona sobre “el otro”, un novio que tiene su madre y que desde hace un tiempo llega con cierta regularidad a la casa. El joven visitante le pregunta sobre las intenciones del hombre para con la madre, el joven no sabe. En el contacto, hay una insinuación del visitante a bañarse juntos en la tina, algo que finalmente ocurre cuando la madre y el novio del chico abandonan la casa. Otra vez bien contada, una historia por arriba y otra por debajo (¿cuál es cuál?). Muy Castillo. Miguel Nuñez https://www.facebook.com/groups/clubrondadelibros

Los personajes de los cuentos parecen ser personas ordinarias, pero hay algo oculto que sale a la luz a través del relato magistral de Saer.