Rimbaud plasma su mundo interior, su visión torturada de la vida y de un fracaso, el auténtico ser de las cosas desde la iluminación y el ensueño poético, Rimbaud quiso ser vidente e intento transformar el mundo desde una nueva forma de ver las cosas, de un nuevo lenguaje y de una nueva forma expresiva.
Heredo de mis antepasados galos (...) la idolatría y el amor al sacrilegio; —¡oh! todos los vicios, cólera, lujuria—, magnífica, la lujuria; —y sobre todo mentira y pereza.
¡La hemos vuelto a hallar! ¿Qué? La Eternidad.... Es la mar mezclada con el sol.
Cada uno tiene su razón, su desprecio, su caridad: yo conservo mi sitio en la cumbre de esta angelical escala de buen sentido.