1. ALIBRATE
  2. CLÁSICOS UNIVERSALES
  3. UNA MODESTA PROPOSICION: Y OTROS ESCRITOS PATRIOTICOS IRLANDESES

CLÁSICOS UNIVERSALES

UNA MODESTA PROPOSICION: Y OTROS ESCRITOS PATRIOTICOS IRLANDESES

JONATHAN SWIFT

Calificar:

8,5

10 votos

Sinopsis de UNA MODESTA PROPOSICION: Y OTROS ESCRITOS PATRIOTICOS IRLANDESES

“La verdadera ironía es una expresión de sufrimiento, y el gran maestro de la ironía fue aquél que más sufrió: Swift.” T. S. Eliot “Pensar en Swift es pensar en la ruina de un gran imperio.” William Thackeray “Merced a su sarcasmo, Swift desestupidizó un género hasta casi anularlo.” Emile Cioran “Cuanto más leo sus obras, más avergonzado me siento de las mías.” Voltaire “Swift ha partido hacia su descanso/ allí la salvaje indignación no podrá lacerar su pecho/ Imítalo si te atreves, viajero embriagado de mundo / El ha servido a la causa de la libertad.” William Butler Yeats “Quemen todo lo que provenga de Inglaterra, excepto su carbón.” J. S.

3 reseñas sobre el libro UNA MODESTA PROPOSICION: Y OTROS ESCRITOS PATRIOTICOS IRLANDESES

Altamente recomendable, casi imprescindible. Es un texto muy corto (me refiero al de la modesta proposición), de dos o tres páginas pero con una carga de sátira política que da para unos análisis bien extensos. La perfecta descripción de cómo hay que criar/cuidar/cebar a niños irlandeses para que no falten como comida a los ingleses es de un nivel de ironía al alcance de muy pocos. Hay que tener en cuenta las dificultades económicas y sociales que se padecían en Irlanda por aquel entonces. Además estamos ante un autor muy comprometido con las de defensas de los derechos de Irlanda y ese es un tema que le acompaña en muchas de sus obras, como Los viajes de Gulliver, donde son constantes las referencias a todo lo que tiene aroma ingles.


Jonathan Swift nació en Irlanda en el año 1667. Era pobre y huérfano. Esos datos son importantes porque nos da bastante morbo saber que las tuvo todas en contra, y a pesar de eso fue uno de los escritores más importantes de la historia de la literatura occidental. Si hubiera querido, el Jonathan podría haber sido un gran meritócrata: lo hubiéramos escuchado diciendo a los cuatro vientos que a él nadie le regaló nada, que todo lo hizo trabajando, y que hay que matar a todos los pobres, de paso. Pero nada eso. Este Jony con nombre de frigorífico era un gran crítico de la sociedad, de la doble moral y de las desigualdades profundas que ya se veían en su época. Estas referencias políticas, casi siempre extemporáneas (molestas o inoportunas), lo transforman en un escritor que termina siendo siempre actual, y sobre todo en el escrito que presentamos en nuestro artículo de hoy. Una modesta proposición parte de una pregunta sencilla y contundente, que seguramente hemos escuchado en alguna ocasión, de algún amigo o familiar de esos tiernos kingkones que nos rodean: ¿Qué hacer con los pobres que tienen hijos y no pueden mantenerlos? ¿Qué hacer con esos niños? Porque ahí probablemente el poco seso reinante comience a bajar línea diciendo “yo pago mis impuestos y bla bla bla”. Fin de la discusión. Además, algún empleadito en negro, un manejito con el medidor de la luz, una pileta y un quincho no declarados, algo siempre hay que cuestionaría la altura moral del personaje… En fin. Me arrogo la libertad de spoilear un poco el texto porque en las primeras líneas ya presenta su proyecto: comerse a los hijos de los pobres redundaría en beneficios para las familias de bajos recursos que podrían vender a sus crías, al mismo tiempo que presentaría una ganancia culinaria para las clases altas que podrían deleitarse con tal manjar. Esto haría girar la rueda de la economía, en beneficio de todos. ¿Recuerdan haber leído o escuchado alguna vez ese chiste, convertido en grafiti que rezaba “Combata el hambre y la pobreza: cómase un pobre”? Bueno, en el año 1729, casi 300 años antes de la trascendental cultura del meme en la cual estamos sumergidos, el tipo escribía este hermoso alegato contra el hambre y la pobreza, en el cual de manera ácida propone comerse a los hijos de los pobres, ya que son una carga para la sociedad. ¿Les suena? El libro más conocido de Jonathan Swift es “Los viajes de Gulliver”, que apareció en el año 1726, y también es una obra maravillosa, cáustica y mordaz. Muchas veces se piensa que es una obra para niños, por lo cual se realizaron algunas adaptaciones y versiones cinematográficas infantiles. Pero el fondo de la obra es una lectura única y crítica de la sociedad y de la política modernas. El misántropo Jorge Luis B. decía que Swift era misántropo. Yo no acuerdo con esa lectura, por más lúcida que parezca. Era crítico, era jodón, era ácido. Pero en el fondo tenía un gran amor por la humanidad, ese era su motor. A lo largo de su vida realizó trabajos de lo más diversos: fue pedagogo, secretario, consejero de gobierno, sacerdote anglicano. Se aburría muchísimo, por lo que se dedicaba a realizar escritos incendiarios, corrosivos. Nada de misantropía, no se encargaba de desacreditar al género humano. Se encargaba de desacreditar la doble moral, la injusticia y, sobre todas las cosas, a los escritores y artistas remilgados, que los había en esa época tanto como ahora. Días antes de morir sentenció: Ha llegado para mí el momento de romper con este mundo: voy a morir rabioso, como una rata envenenada en su agujero. Así se despedía, con la misma intensidad con la que vivió. En su tumba, en la catedral San Patricio de Dublin, una placa reza: Sigue tu camino, viajero, e imita, si puedes, a este vigoroso campeón de la libertad. Falleció en el año 1745, donando la mayor parte de su fortuna a los más vulnerables, así como también la disposición para la construcción de un Hospital psiquiátrico, que finalmente se inauguró en el año 1757. Convengamos de paso que en esa época fundar un Hospital para el tratamiento de patologías mentales era una obra caritativa, amorosa y vital. Hoy en día, la lucha es por cerrar los que quedan y sustituir las lógicas manicomiales mediante internaciones breves en Hospitales generales, viviendas asistidas con mejores condiciones de alojamiento y trato, tratamientos ambulatorios, etc. ¿De qué odio a la humanidad pueden hablar entonces? Borges, el filántropo, le dejó toda su herencia y derechos de autor a María Kodama. Un sol.


Una modesta proposición es un relato MARAVILLOSO. Debería ser leído en la escuela secundaria. Una crítica extremadamente inteligente a las "soluciones" que ofrece el neoliberalismo pretendiendo ocuparse de los pobres y desventajados. Lo triste es que el relato es de 1729 (¡¡¡!!) y sin embargo tiene una actualidad pasmosa...


MÁS LIBROS DEL AUTOR JONATHAN SWIFT


TAMBIÉN SE BUSCÓ EN CLÁSICOS UNIVERSALES