"Un thriller existencial, perturbador, hipnotizante."Rosa Montero, presidenta del jurado del XV Premio Alfaguara de Novela 2012Una madrugada de 2010, el escritor Leonardo Bazán es testigo involuntario del asalto a una casa vecina. No es un robo usual: lo lleva a cabo una banda organizada, con unalogística sofisticada, y hasta un patrullero de la Policía Científica. Pero lo que más perturba a Bazán es el recuerdo de una experiencia similar -de la que también fue testigo junto a sus padres- ocurrida en esa misma casa en 1976, a poco de iniciada la dictadura militar en la Argentina. El trauma de aquella noche pareció caer en el olvido; pero ahora Bazán siente que debe escribir para entender y salvarse. ¿Cómo actuaron exactamente él y sus padres y cómo juzgar hoy esas reacciones? ¿Cómo es posible que una estructura criminal, montada décadas atrás, todavía exista y que la gente siga reaccionando de la misma manera, con el mismo miedo?Narrada como el cuaderno de notas de un detective que, pista tras pista, se indaga a sí mismo y se expone al crimen organizado, Una misma noche es una novela de suspense que explora el rol de los ciudadanos enfrentados a las formas más brutales y secretas del poder. Y reflexiona sobre la intolerable conciencia de nuestra propia cobardía. Un texto a un tiempo íntimo y político, confesional, potente, misterioso, destinado a perdurar.
Fue una decepción, novela ganadora de un prestigioso premio que sin embargo está repleta de lugares comunes, golpes bajos y situaciones trilladas, me costó seguir leyendo. Llegué a este libro por otra obra delautor, un cuento largo o novela corta que se llama el placer de la cautiva y es excelente, muy recomendable.
¿TE DAS CUENTA DE QUE, EN OTRO PAÍS O ALGUIEN DE OTRA GENERACIÓN HABRÍA ACTUADO DISTINTO? En un reportaje en pagina/12 el autor expresa que “Una misma noche es una novela muy incómoda. Diana Kuperman era, cuenta el narrador, secretaria de Jaime Goldenberg, “mano derecha de David Graiver”, y rumbo a Buenos Aires tienen uno de esos “accidentes”: son secuestrados y torturados. Leo da cuenta de cómo alumbra su historia el anuncio de la Presidenta del reflote del caso Papel Prensa, y la declaración de Lidia Papaleo (viuda de Graiver) en torno de la persecución y del apriete de Héctor Magnetto para que firmen la cesión de la empresa a Clarín, La Nación y La Razón. Y también narra el calvario de Diana, secuestrada durante dos años en condiciones bestiales, su intento de acercarse a ella –que quiere rehacer su vida– y su declaración en los Juicios de la Verdad: creía, el grupo de tareas que la tenía, que era montonera. O bueno, por las dudas. Interesaba la plata de los Graiver, devenida presuntamente del secuestro de los Born. Montoneros, otra vez: la chica que lo guía en un recorrido por la ESMA subrayará que la organización ajustició al general Aramburu, y no que lo asesinó –ese lugar común, piensa Leo, que asiste para ver el lugar en el que se formó su padre, en el que estuvo Diana–. “Necesito concentrarme en lo que alguna vez creí –dice, ahí–. Conectarme con este sitio donde fueron torturadas tres de las creadoras del grupo de Madres, las que no se habían propuesto cambiar el mundo, las que habían visto irrumpir el mundo en sus casas para llevárselas de pronto a conocer su corazón horroroso.” Leopoldo Brizuela (La Plata, 1963) gano con este libro el Premio Alfaguara 2012.