Precedente humorístico de los territorios ficticios de la novela contemporánea, el pueblo de Mariposa es el centro del mundo, o al menos eso creen sus vecinos. Un lugar idílico, a la orilla de uno de los Grandes Lagos, en el que nada sucede que pase desapercibido, nada que pueda alterar el carácter recio y sin doblez de sus habitantes y romper la apacible bondad con que se relacionan. ¿Nada?