Cuando Marisol, la marquesa de Sotoancho, hace acto de presencia, ya no es la hermosa rubia que encandiló al marqués y con la que éste se casó pese a las reticencias de Mamá. La actitud de la nueva marquesa, entregada a sus cinco hijos con título nobiliario comprado, arrojará de nuevo al marqués a los brazos de la mujer que lo hizo hombre, la bellísima colombiana Marsa Restrepo.