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Sinopsis de UN NIÑO PRODIGIO

Un universo rico y perturbador, un cuento filosófico sobre un jóven héroe, víctima de la fuerza destructora de su propio genio.En las tabernas de un puerto del Mar Negro, Ismael, un niño prodigio, canta los dolores y las alegrías de miserables y excluidos. Su talento precoz fascina a un poeta venido a menos que le introducirá en la corte de la «Princesa». Ismael se convertirá en el juguete de esa caprichosa mujer y conocerá el lujo de la sociedad aristocrática. Pero los mismos que le mimaban y aclamaban, lo abandonarán muy pronto a un trágico destino…

5 reseñas sobre el libro UN NIÑO PRODIGIO

Con ánimo de destensar la tragedia Rusa que plantea Irène Némirovsky en este brillante relato, me permito la licencia de comparar a Ismael, niño prodigio protagonista del mismo con alguien más rural, pero muy nuestro: Joselito, el pequeño ruiseñor. Y es que a ambos ese periodo de radicales cambios que es la adolescencia donde voces, cuerpo e inocencia se transforman en seres deformes, sonidos estridentes incontrolables y almas enfadadas con el mundo, les jugó una mala pasada. Lo bueno de la adolescencia, si la superas, es que tiene principio y fin. Dejando atrás al jilguero que en urraca se convirtió la nouvelle que nos ocupa es para tomarla en serio. Nuevamente la autora recurre al ascenso y descenso de clases, las diferencias sociales, de una Rusia que en su comunismo, nunca dejó de ser fascista. Y viceversa. Totalitarismo al fin y al cabo. La pobreza del pueblo judío(que no fue muy diferente al resto de miserables) lleva a las calles a un joven poeta que improvisa canciones y versos en los peores bares de su ciudad. Rodeado de hombres curtidos en mil tabernas, Ismael a sus nueve años, será presa de la noche y de sus vicios que no tardará en adoptar, pues el Vodka, en los lugares más marginales del planeta, no respeta ni la edad. Ebrio de aplausos y reconocimiento, carencias que sufre en su hogar, nuestro romancero soviético irá ganando fama hasta que un golpe de fortuna o la casualidad le hará conocer a un varón enamorado de una "princesa" de la alta sociedad. Del buen hambre y el mal mendigar, se convertirá en el pasatiempo de la insigne mujer. Un nuevo entretenimiento, que como a un muñeco de trapo, se le viste, y como a títere se le alimenta. El resto no es novedad, la caprichosa centra su atención en otras trivialidades, y el crecimiento de nuestro abandonado juguete trae consigo la inseguridad. Ismael ha perdido la inocencia y el tránsito hacia el futuro hombre que se perfila hace que ninguna de sus composiciones sean de su agrado. Lo demás os lo podéis imaginar. La prosa de Némirovsky es bella como pocas. Una escritora que me ha ido ganando poco a poco y que, a pesar de sus reiterativos trasfondos, la consumo con un deleite que sigue en aumento. Supongo que la suma de pulcritud escrita y su mensaje directo, me cautiva. Este niño prodigio me sabe mejor que otros textos, lo veo más redondo pues habla de los seres menos comprendidos de aquellos tiempos y, precisamente, los más necesitados. Los niños. Tan cautivador como amargo. ¡No os lo perdáis!


"Los Baruch, por su parte, habían aportado catorce. En cuanto crecían un poco, emigraban al puerto, donde desempeñaban todo tipo de oficios (...). Atrapados por la ciudad o por el mar, casi nunca volvían a casa". Un niño prodigio, de Irène Némirovski. Por fin me he dejado llevar por un relato de esta autora rusa emigrada a Francia, y es que siempre se me ha mostrado esquiva esta escritora desaparecida de un modo terrible al ser convertida en cenizas, jabón o botones en Auschwitz, sin haber alcanzado los cuarenta años de edad. Irène Némirovski nos cuenta la historia de Ismael, el último de los catorce hijos de un paupérrimo matrimonio judío afincado en una ciudad rusa a orillas del Mar Negro mostrando, con diez años, un gran talento para llegar al alma humana por medio de canciones y poemas que compone para el más miserable populacho que malvive en el barrio portuario. Un niño prodigio. Un niño que, como tantos otros a lo largo de la historia, a cambio de una vida plácida y privilegiada, va dejando atrás no solo su niñez sino, en buena parte, su futuro. Y es que Irène viene a recordarnos de nuevo cuál es el altísimo precio que se paga por ello. Y nosotros, sociedad de doble moral que no cambia en los modos con los años, permitirnos que se les despoje de su infancia. Otro juguete roto... Que un niño ha de ser un niño y solo por el hecho de serlo, ya es un prodigio. Mal vamos si no es así como lo vemos...


Un relato corto en el cual se nos va presentando la historia de Ismael Baruch, un niño que poseía grandes cualidades para hablar, recitar y componer y que con el paso del tiempo termina por desaparecer su genialidad. Por último, se termina suicidando.


58. Un niño prodigio de Irène Némirovsky (24 de diciembre). Otra novela corta de Irène Némirovsky en donde expone una realidad triste, pero contada con una delicadeza que te va envolviendo poco a poco en la historia. En esta ocasión nos narra la vida de Ismael, un niño que nace en la miseria y que tiene pocas esperanzas de llegar a la adultez debido a las enfermedades que azotan el lugar donde vive, a las pocas oportunidades de una vida digna y al descuido de los padres, quienes tienen que trabajar arduamente; es por ello que desde muy pequeño comenzó a frecuentar las tabernas del lugar. Observando lo que ocurre en aquellos lugares el chico empieza a componer canciones y a cantarlas ahí mismo, con lo cual puede conseguir unas cuantas monedas. Un día, acude una pareja, quienes quedan encantados con el chico y deciden llevarlo consigo para ofrecerle una mejor vida a cambio de su talento. Luego, cuando nuestro protagonista crece se enfrenta a la realidad fuera de las comodidades que tenía en casa de aquellos que lo acogieron, y comienza a preguntarse si su talento es suficiente para vivir, si en verdad es poseedor de un don y si es así por qué la mujer ya no lo quiere con ella; de esta manera inicia la decadencia de su vida. Esta historia nos obliga a reflexionar acerca de las instancias o de los mismos padres quienes promueven las aptitudes de los pequeños al grado de explotarlos, a veces sin estar seguros si es lo que realmente quiere el niño y muchas veces a costa de la pérdida de la infancia, ya que muchos, cegados por el dinero o por la fama, no se dan cuenta de la importancia que tiene para los niños el vivir una infancia como debe ser, con juegos y con tareas acorde a su edad y no con la presión y el estrés de un contrato laboral, convirtiendo aquella habilidad, que el niño disfrutaba llevar a cabo, en una obligación y en un medio para obtener recursos económicos. Al inicio me recordó al libro El perfume de Patrick Süskind, por el contexto y las circunstancias en las que nacen los protagonistas de ambas novelas y por su búsqueda de identidad a lo largo de la historia, claro que Ismael no se convierte en un asesino, aunque sí tiene un trágico final. Este libro es el segundo de Irène que leo en este año, y me gusta mucho la manera en la que escribe con tanto realismo así como los temas que aborda en cada relato porque son muy cercanos a los casos de la vida actual.


UN NIÑO PRODIGIO (1927) - Irène Némirovsky Un breve relato con forma alegórica. Nemirovsky con ese suave fluir de descripciones certeras sin caer en el aburrimiento, nos cuenta una pequeña historia, la de un niño tocado por el don de la palabra, un poeta que cree perder su genio pasando a la adolescencia. Conocerá la pobreza y el lujo, el amor y la amistad, la ignorancia y la sabiduría, pero la mezquindad y el egoísmo le arrastrarán a un camino para el que no estaba preparado. Fue escrito cuando Nemirovsky contaba con 24 años y la lectura de esta pequeña joya, me reafirma en anteriores apreciaciones, sin duda habría sido una de las grandes del s. XX si no hubiera sido una de aquellas víctimas del horror del campo de exterminio de Auschwitz.


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FRASES DEL LIBRO UN NIÑO PRODIGIO

Nada era comparable a la dulzura, al silencio de aquella habitación cerrada en que vivían los libros.


Publicado porRafaguillo