Sinopsis de UN FILO DE LUZ

Como en anteriores ocasiones, una pesadilla provoca en el comisario Montalbano un malestar profundo, una aciaga sensación que lo deja receloso y aprensivo. Por desgracia, una vez más, los acontecimientos parecen darle la razón. Primero entra en escena Marian De Rosa, milanesa, propietaria de una galería de arte, mujer elegante y con experiencia, una auténtica femme fatale ante la que Montalbano cae rendido de inmediato. En su fuero interno, Salvo sabe que su atracción por Marian no es una aventura cualquiera; se trata de algo distinto, como una fuerza invisible que lo trastorna y amenaza con trastocar su lucidez. Livia pasa a ser sólo una voz al otro lado del teléfono y Salvo es incapaz de sincerarse con ella, recurriendo a tácticas y subterfugios para postergar una decisión. Y mientras se debate en el torbellino de sus sentimientos, tres casos importantes requieren su atención: por un lado, la jovencísima esposa de Salvatore di Marta, dueño de un supermercado, es víctima de un atraco; por otro, dos tunecinos que trabajan en una finca agrícola desaparecen en lo que aparenta ser un asunto de tráfico de armas; y por último, una operación delictiva de altos vuelos aterriza en Vigàta. Así pues, el siniestro sueño de las primeras páginas resultará premonitorio. En el desenlace de sus investigaciones, alguien muy querido para Montalbano resurge tristemente en su vida, y su relación con Livia recupera un cariz olvidado. Con la nitidez con la que un filo de luz recorta la zona de sombra, un comisario Montalbano más vulnerable que nunca afronta su destino con el alma convulsa.

2 reseñas sobre el libro UN FILO DE LUZ

Vigésimo cuarta novela del comisario Montalbano, no excesivamente larga, amena y fácil de leer, con la intriga y el suspense precisos para hacerla muy interesante y adictiva. Una extraña pesadilla que deja a Montalbano preocupado y receloso, con miedo a que sea premonitoria... Un robo con violación a una joven muchacha casada con un comerciante mucho mayor que ella... Una hermosa mujer propietaria de una galería de arte que causa profunda impresión al comisario... Una caseta en medio del campo donde aparece y desaparece una puerta... Un coche incendiado con un cadáver dentro... Dos tunecinos agricultores que no parece que sean agricultores... La sospecha de un posible tráfico de armas... Una profunda desazón y malestar sin causa aparente que hace enfermar a Livia, la novia de toda la vida de Montalbano... Todo eso y mucho más vas a encontrar en esta novela si te decides a leerla, lo cual te recomiendo. ¡Feliz lectura! 29 de enero de 2024


Conforme me voy acercando al final de la lectura de la saga de Montalbano me invade la certeza que la echaré mucho de menos. Esta es la vigésima cuarta entrega de treinta y una. Me quedan siete por leer y sé que añoraré la sagacidad del comisario, las gracias y argucias de sus compañeros de avatares. Sus debilidades gastronómicas, sus flaquezas amorosas despiertas y espabiladas a la edad que en cualquier hombre empieza a debilitarse y decaer, al menos a aplacarse. Como siempre el comisario lleva para adelante casos ingeniosos, intrigantes, complejos y siempre, como el que no quiere la cosa, hábilmente resueltos, en un alarde de maestría e inteligencia más que envidiables.


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