UN DIA MAS CON VIDA

¿Qué ocurría en esa segunda mitad del año 1975 en Angola? Para saberlo, acompañé en uno de sus viajes como reportero de guerra a Ryszard Kapuscinski, el autor de “Viajes con Heródoto”. Nunca pude pronunciar su nombre polaco, así es que simplemente lo llamo “Ricardo”. Hay por aquí una terrible guerra civil, con varios bandos en pugna y además, un invasor extranjero. Germina la independencia en el territorio angoleño, pero antes de que se vayan los ocupantes portugueses que se quedaron cientos de años a expoliar las riquezas y exportar esclavos, ya no quedan indicios de una unidad posible, lo que existe es una lucha sangrienta por el poder. Desorden al por mayor, peor aún, estado de caos y anarquía. Como Angola era colonia portuguesa la palabra “Confusáo” lo sintetiza todo. Nadie sabe qué ocurre, no hay comunicaciones, se desconoce dónde está el enemigo y qué ciudad está en poder de quién. Y en medio de todo, un testigo que busca verlo todo, que se arriesga en forma suicida para contar la verdad al mundo. “Un día más con vida” publicado en 1976, es la historia de lo que ve y analiza, directamente en el terreno, donde las papas queman, donde ronda la imprevista muerte. Pero también es su historia, el relato íntimo de una persona más allá de sus fuerzas, solitario, que se las arregla para sobrevivir aunque muchas veces deja que decida la lotería del azar, como cuando cruza con soldados arriba de un camión casi inservible, 450 kilómetros de carretera, si es que se puede llamar así a ese camino, viviendo una agonía sin fin porque a cada metro puede haber una emboscada que puede acabar con todo. Esto es mucho más que un relato de un reportero. Es un libro que combina a gran nivel periodismo y literatura y que me deja un gran recuerdo. Además, me sirvió de estímulo para saber más de Angola y su historia estremecedora. "El navegante habla de vientos, el agricultor de bueyes, el soldado cuenta heridas", los que padecen las guerras murmuran sus desgracias. Pero alguien tiene que registrarlo y es lo que hace Ryszard, es decir, nuestro amigo Ricardo, el polaco que viajó con Heródoto.

Angola es un lugar fascinante. En los últimos años se ha vuelto uno de los países de África que más he estudiado y analizado tanto en el presente como el pasado, y cada día me sigue sorprendiendo en cada uno de los aspectos que definen a la nación austral. Aunque de historia joven, esta ha sido cruenta e irredenta en cada una de sus facetas, con una de las guerras civiles más largas del continente acaecida el siglo pasado. Siendo los conflictos tanto ejemplos del lado más cruel como humano de las personas, tener la oportunidad de presenciar parte de sus acontecimientos de primera mano es una experiencia que bien merece ser narrada. Así obró Kapuściński en Un días más con vida. Muchos han criticado el escrito del periodista polaco por poseer una aparente carga ficticia en su narrativa. Aunque ni acierto en confirmar ni desmentir tal acusación, sí he de decir que en el fondo poco importa esto cuando, tras una breve reflexión, entiendes cómo, incluso siendo idealizado en algunas de sus partes, no resulta descabellado pensar que muchos de los acontecimientos pudieron perfectamente ocurrir sin quitar ni un punto y coma a cada una de sus descripciones. La guerra, ya sea tanto en la parte del globo en la que habito como en la Patagonia, suele ir acompasada por ritmos similares, aunque sus causas sean diversas. De igual modo, la Guerra Civil en Angola rezumó tintes tanto políticos como nacionalistas, en un país de reciente creación donde pocas diferencias separaban a un bando del otro salvo su ideología. Este punto es algo que Kapuściński se apresura a destacar, y siendo este el argumento central sobre el que pivota su obra, de cómo en el fondo son hermanos que asesinan a sus hermanos, pues todo conflicto civil comporta el mismo desenlace, la hace merecedora de una lectura atenta. La interpretación del reportero, que en este caso se calza más la pluma de escritor que de periodista, realiza sobre lo poco que importan las vidas, sean jóvenes o mayores, en una guerra, pero cómo a pesar de eso cada uno de los hombres y mujeres que se va encontrando como corresponsal en Angola tienen historias únicas que merecen recordarse, establecen a Un día más con vida bajo una visión de la guerra con nombres y apellidos.

Angustioso