Madrid, 2 de mayo de 1808. La rebelión se extiende por las calles de la ciudad, protagonizada por sus habitantes. Las relaciones de muertos y heridos, los informes militares o las memorias de los actores de la tragedia ponen nombre y apellidos a muchos de los que participaron, y sirven al autor para construir una obra que no es ficción ni libro de Historia. Un relato definitivo de un día que ha marcado nuestro carácter como pueblo.