La eternidad está sobrevalorada; o al menos, eso es lo que piensa Alex tras besar apasionadamente a Julian. Lo que ella está a punto de descubrir es que, aunque el amor desafie a la muerte, sigue siendo impredecible.
Al principio me costaba engancharme ya que el final del primero me costó asimilarlo. No entendía por qué estaba pasando esa situación. Y el salto de tiempo entre la historia de Albert y el presente se me hacía algo tedioso. Estaba deseando saber qué pasaba con Alex y Albert. No me esperaba ese final. Cuando empecé a intuirlo no me gustó nada y me negaba a aceptar que acabara así. No me parecía justo. Sigo sin estar del todo de acuerdo pero, pensándolo bien y entendiendo la historia, era como tenía que acabar. Es una historia bonita y triste a la vez, Elena como siempre tiene una forma muy dulce de crear las historias y te hace empatizar enseguida con los personajes.