EN 1957, cuatro jóvenes del Directorio Revolucionario, supervivientes del fallido asalto al Palacio Presidencial, fueron cercados y acribillados por la policía en La Habana. Siete años más tarde, cuando el régimen castrista llevaba instalado cinco años, se abre el juicio por el crimen. Marquitos, compañero de universidad de las víctimas y acusado de delación, escucha desde el banquillo su sentencia de muerte. Este famoso juicio dejó al descubierto las tensiones internas en el seno del poder revolucionario.