UN ALMA DE DIOS

Ah... La felicidad, aquella que debería ser tan fácilmente asequible, en virtud a los actos de humana solidaridad. Que no existen. Al menos en este corto libro de naturalismo mas realismo. Lo que si existe es Felicidad, aquella con resiliencia, empatía y una corta memoria que le permite seguir adelante en pro de los demás. Dela satisfacción de los demás, o el consuelo, aún a costa de la suya propia,un relato que llena de pesar mi alma ante la injusticia que siempre he sabido existe, pero que al igual que la protagonista espero asista y exista al menos en ciertos actos humanos...sobre todo aquellos que otorguen felicidad, aunque no nos hagan instantáneamente felices. Que hay de la presencia de un loro como fuente de la misma. Cuya voz, se superpone a las humanas y manifiesta una humanidad que no hay en los humanos, un pobre loro que parece ser reflejo y extensión de su dueña. En cuanto a atraer la desgracia hacia si. Una imperfecta pareja que sólo se acerca a esa mutua necesidad cuando ya no existe otra forma de Felicidad sino la extinguida con la última esperanza.. Desalentador y cruel, más que triste...

Un alma de Dios narra la dura vida de una humilde mujer que trabaja como criada de una familia burguesa del siglo XIX. Felicidad que así es como se llama, se entrega en cuerpo y alma al cuidado de cada uno de sus superiores anteponiendo todo a ella. Breve cuento de gran calidad literaria, con un alto cargo y desarrollo psicológico de dicho personaje. Como si de un ácaro pegadizo la resiliencia vive de lleno en la vida de la protagonista, superando cada pérdida hasta que la propia muerte viene a visitarla. Admirable como puede mostrar felicidad y conformarse con cada uno de sus infortunios sin una demostración de abatimiento. Mi primer encuentro con Flaubert ha sido de una sensación subliminal. Una belleza narrativa que sin lugar a dudas volveré a buscar en sus obras @larepisadeelena para más post! Sígueme en Instagram!

Con Flaubert siempre me quedo un poco despistado, confundido, y no es culpa suya, no me atrevería, él es el creador y yo solo un lector más. El viaje es hermoso pero me distraigo demasiado, me pierdo detalles fijando mi atención en demasiadas pequeñas observaciones (nada que ver con Proust o Thomas Wolfe que se evaden, te arropan y te transportan embriagado sin importar dónde ni cuándo). Pero es hermoso...