Sinopsis de TUMBAOLLAS Y HAMBRIENTOS

Este libro compendia la historia de España a través de sus cocinas y despensas, desde los caníbales y carroñeros de la cueva de Atapuerca hasta la increíble -y sin embargo cierta- invención de la tortilla de patatas sin patatas y sin huevos de nuestra más reciente posguerra. Entre esos dos hitos desfilan la salsa garum de los romanos, las albóndigas y la carne con miel de los musulmanes, el ajoblanco de los rebeldes muladíes, la adafina de los judíos, la enemistad entre don Carnal y doña Cuaresma, el teológico jamón de los cristianos viejos, la gula imperial, los pasteles de carne de ahorcado denunciados por Quevedo, la batalla entre el cocido de garbanzos y la cocina afrancesada y los aciertos y desmanes de las actuales cocinas autonómicas. Sobre el moviente y variado fondo de este retablo se va dibujando la constante del hambre de los desfavorecidos, pobres o hidalgos sin fortuna que aguzan el ingenio para sacar el vientre del mal año, las adulteraciones, los gorrones de las bodas, las especias que llegaron de América, los comedores de perro, los mesoneros del gato por liebre y otros muchos temas igualmente reveladores que el autor trata con la amenidad, ironía y rigor que lo caracterizan, hasta componer un fresco vivo del devenir de España a través de sus cocinas.

1 reseñas sobre el libro TUMBAOLLAS Y HAMBRIENTOS

Esta es la historia de la alimentación en España. Desde el bocado más primitivo compartido por homo no tan sapiens y neardentales que, a veces, consistía en un vecino sin aderezar ni nada, hasta los más deliciosos y menguantes platos de la innovadora comida actual. El libro recrea a grandes rasgos la historia del país a través de sus alimentos autóctonos y de aquellos, que aunque llegados de fuera, pasaron a formar parte de los sabores tradicionales de nuestra cocina: olivas, patata, uva, pimienta, arroz, chocolate (que estuvo prohibido por la iglesia ¡qué cosas! pero para qué nos vamos a extrañar…) y un largo etcétera. La novela menciona como se comía en cada etapa, los platos más característicos (recetas incluidas) y quienes eran los que comían con alegría y soltura y quienes, la mayoría, se conformaba con mollejas y sopa aguada. Leemos decenas de anécdotas divertidas protagonizadas por grandes personajes históricos o por el pueblo llano, anécdotas de las propias vivencias del autor en las que pone de relieve su característico humor socarrón e irónico, la receta de la tortilla sin huevo (parece moderna pero ya estaba inventada hace años), los mejunjes para engañar el hambre, las aportaciones de la cocina francesa e italiana y viceversa, las modas en el comer (quien podía permitírselo claro)… Una novela deliciosa para leer especialmente, en mi humilde opinión, después de comer, una vez el estómago lleno, para no caer en la tentación de andar probando las bondades de pasteles moriscos, turrones, tazones de chocolates ni chuletones con toda su pringue (ainss otra vez a saquear la nevera...)


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FRASES DEL LIBRO TUMBAOLLAS Y HAMBRIENTOS

En Italia los primeros tomates entraron con muy buen pie en 1554, pero al principio sólo fueron apreciados como planta ornamental. Los enamorados regalaban a sus amadas una mata de tomates amarillos (por eso el nombre italiano del tomate "pomodoro" significa "manzana dorada")💐


Publicado porMonteAquino