Sinopsis de TREINTA DOBLONES DE ORO

En las postrimerías del siglo XVII, la esplendorosa Sevilla languidece al perder su monopolio de los negocios de ultramar, como consecuencia de las nuevas leyes de la Contratación, que benefician a Cádiz. En un noble caserón, el joven Cayetano sirve como contable de don Manuel de Paredes, cuando se recibe una fatal noticia: el navío Jesús Nazareno se ha hundido por un temporal; la preciada carga se ha perdido en el fondo del mar, naufragando las últimas esperanzas de salir de la ruina de don Manuel, su esposa y su servidumbre, que habían invertido todos sus bienes en la empresa. La casa y las pertenencias familiares están hipotecadas y se presenta un porvenir incierto... No obstante, se enciende una luz de esperanza gracias a unas propie- dades heredadas en las Islas Canarias. Hay pues que viajar allá y afrontar peligros y adversidades... Sin perder el tono aventurero, el autor nos introducirá en el misterio profundo del ser humano, sus temores, sus dudas y sus esperanzas, entre originales episodios llenos de humor y vitalidad.

4 reseñas sobre el libro TREINTA DOBLONES DE ORO

Si una novela histórica contiene en su título las palabras”doblones de oro” tiene ya muchas papeletas para que yo la lea . 😬😬 Y éste ha sido el caso. Nada más empezar quedé sorprendida muy gratamente con la trama y con la forma de contar la historia. Sevilla, 1680. La época de esplendor económico por el comercio con las Indias ha llegado a su fin tras el traslado de éste al puerto de Cádiz. Esta circunstancia afecta de lleno a Manuel Paredes de Mexia , comerciante sevillano, que poco a poco se ve abocado a la ruina. En un último intento para revertir esta situación, Manuel hipoteca sus últimos bienes para emprender un gran negocio con la ayuda de unos agentes holandeses. Estos se encargan de comprar toda la mercancía y de armar el barco. Ya en las primeras páginas del libro se narra que el navío Jesús Nazareno, en el cual viajaban todas las esperanzas de Manuel y su familia, se ha hundido (y su valiosa carga con él) al desatarse una terrible tormenta. Al enterarse de tan catastrófica noticia, Matilde, esposa de Manuel, intenta saltar por la barandilla de la escalera al saberse totalmente arruinada. A partir de este momento el resto de personajes son presentados: Cayetano Almendros, contable de Manuel contratado por el administrador de la casa, Raimundo, para supervisar todo el negocio. Y Fernanda, ahijada de los dueños de la casa ( más adelante descubriremos que no todo es lo que parece) y de la que se enamorará perdidamente. Cayetano será el protagonista y el encargado de contarnos toda la historia. Empezaremos a descubrir poco a poco todos los secretos de la familia. Esta parte me encanta pues además del disfrute de ir conociendo todos los trapos sucios, 😬😬, el libro contiene toques de humor que hacen la novela muy entretenida y no puedas parar de leer, pero también se pasa mal al conocer la precariedad en la que vive la familia. “A grandes males, grandes cogorzas” ese es el pensamiento de Manuel y emplea sus últimos reales en la taberna. 😅😅 Finalmente, Manuel decide jugar su último cartucho en esta situación tan desesperada y reclama la parte de su herencia a sus familiares de las Islas Canarias. A punto de ser desahuciados y en plenos preparativos del viaje para tomar posesión de los bienes heredados, Manuel fallece agotado ante tanta calamidad dejando a Cayetano (ya prometido de Fernanda) como responsable de la familia. Y comienza la aventura… ¿Me ha gustado la novela? Sí. Entonces, ¿por qué le pones tres estrellas? Por las expectativas. Yo tenía unas expectativas sobre la “aventura” que no se han visto satisfechas y eso me hace restarle estrellas. No obstante, la novela está muy bien escrita y es muy entretenida. Si este libro se cruza en vuestro camino leedlo.


El extremeño Jesús Sánchez Adalid, sin duda el gran dominador de la novela histórica en nuestro país durante los últimos años merced a sus numerosos relatos sobre la libertad y la convivencia entre los distintos credos y razas durante la Edad Media y Moderna, narra en Treinta doblones de oro la historia de Cayetano Almendro Calleja, joven escribano y contable de una familia arruinada de la también venida a menos Sevilla de 1680. El ganador de varios premios de novela histórica por trabajos como Alcazaba, El alma de la ciudad, La sublime puerta o El mozárabe, utiliza la técnica del relato omnisciente en primera persona para que sea el propio protagonista de la historia, Cayetano, quien nos cuente de primera mano sus desventuras por la Sevilla de fines del siglo XVII. Treinta doblones de oro es, como siempre sucede en las novelas de Adalid, un fiel relato de la España de la época tratada. Un cuadro realista de los sucesos que en nuestras tierras acontecieron en un pasado que nunca conviene olvidar. En este caso, nos lleva a una decadente Sevilla, desplazada de su pretérita preponderancia por Cádiz, cuyo puerto sustituyó al sevillano como centro de operaciones desde mediado el siglo XVII. De esa Sevilla deben salir él, su amada Fernanda, su ama, doña Matilda, viuda de don Manuel de Paredes y Mexía, y el administrador de la casa, don Raimundo, para hacerse cargo en la isla de La Palma de una herencia en forma de finca que debe ser el comienzo de una nueva vida para todos ellos tras ser desahuciados de la que había sido su hogar durante los últimos tiempos. La extrema ruina económica tanto de la familia como de todo el país, cuya situación recordará al lector la España actual de tal manera que quedará perplejo, les obliga a navegar hacia Canarias vía norte de África, acompañados por dos frailes trinitarios que deben hacerse cargo del puesto que ha quedado vacante en La Mamora, una población-fortaleza española de apenas tres cientos habitantes cristianos que viven aislados de los árabes, que los rodean y sitian de vez en cuando en busca de cautivos. Su forma de vida. La desgracia querrá que justo durante la que iba a ser breve estancia en la fortaleza se produzca el mayor de todos los ataques, que pondrá fin de forma dramática a la dominación española del enclave norte-africano. Las tropas del sultán Mulay Ismail los apresarán y los llevarán a Mequinez, la capital de su sultanato. Allí deberán subsistir de la mejor manera posible en espera del pago de su rescate por los frailes trinitarios que, según se dice, viajan ya hasta tierras africanas para hacer efectivo el pago que los redima. La exacerbada religiosidad de los cristianos de fines del siglo XVII se hace patente a lo largo de toda la novela. Pese a las cada vez mayores dificultades y situaciones límite a las que se ven sometidos los protagonistas, siempre aparecen la fe y la esperanza para iluminar el camino hacia un futuro mejor para todos. La imagen del Jesús Nazareno de La Mamora emergerá en cada ocasión para mantener los ánimos cristianos en territorio beréber. Y es que, en medio de tanta pobreza, corrupción y ruina - tanto moral como económica -, el siglo XVII vio nacer lo que se conoce como Siglo de Oro de las letras y las artes españolas, destacando figuras como las de Góngora, Quevedo, Cervantes, Lope de Vega o Calderón de la Barca; y también las de Juan Martínez Montañés y Juan de Mesa, máximos exponentes de la imaginería barroca española y autores de varias de las más importantes imágenes de Cristos y Nazarenos. Otro fiel retablo de las creencias de los españoles de la época. Estamos ante una novela muy bien escrita, que utiliza la narración en primera persona y presenta el vocabulario de la época de manera precisa. Una narración amena, descriptiva, reflexiva y hasta apasionada en diversos momentos de la trama. Con unos personajes que resultan cercanos y totalmente creíbles. Y que muestra con pelos y señales las vivencias de un país para el que cualquier tiempo pasado fue, sin duda, mejor. Mucho mejor. Además, como anexo, el autor incluye unas notas históricas que harán las delicias de los lectores más ávidos en dicha materia y que, en caso contrario, tampoco aburrirá, al explicar y hacer entender mejor todo aquello leído en la novela. Todo ello para ilustrar mejor si cabe las desventuras de Cayetano, Fernanda, etc, y hacer bueno aquel manido dicho español que afirma que Dios aprieta pero no ahoga. Que este botón sirva de muestra...


Me gustó solo que un poco largo


La historia del Cristo de Medinaceli. Bien contada y entretenida.


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