En esta obra, y de modo más acentuado que en las demás, Shakespeare explora la teatralidad del lenguaje y de la cultura. Canciones y sonetos, prosa y poesía, disfraces, suspiros, réplicas y enredos constituyen la comedia. Pero el tiempo, en definitiva, domina la escena hasta el final. Los "trabajos de amor" no se perderán; por el contrario, han de perdurar en tanto existan hombres y mujeres sobre la escena del mundo.
El amor es un espíritu familiar, el amor es un demonio; no hay más ángel malo que el amor.