Sinopsis de TIERRA DE DRAGONES
Un profesor de Oxford muere en extrañas circunstancias y uno de sus discípulos recibe lo que parece ha sido el móvil del crimen, un curioso ejemplar de atlas, el Imaginarium Geographica. Perseguido por feroces wendigos él y sus dos compañeros de viaje huyen allí donde se dibuja la línea del fin del mundo: la Tierra de Dragones. A partir de 12 años.
1 reseñas sobre el libro TIERRA DE DRAGONES
A todos nos entusiasma cierto tipo de literatura y cuando encontramos libros que hacen referencia a algún autor que nos ha acompañado en las largas noches de insomnio, inmediatamente caemos en las redes de ese nuevo texto que poco a poco se va ganando no solo un lugar en nuestras bibliotecas personales, sino también en el corazón. Tierra de dragones tiene una argumentación sencilla que en un principio no llama la atención del autor, quizá desde el principio se encuentra condenado en una era donde las pastas llamativas y el marketing del libro pesa más que la pluma que lo escribe, pero al darle una segunda oportunidad, y dejar de lado algunos errores típicos de un escritor novel, como el abuso de la palabra "camarada", puedas encontrar un compañero que te saca más de una sonrisa y te depara sorpresas (...) Conoce más de nuestra crítica aquí: https://plumagulunga1.blogspot.com/2023/09/tierra-de-dragones-james-owen.html
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FRASES DEL LIBRO TIERRA DE DRAGONES
Para los médicos, estaba afectado de pirexia; "fiebre de las trincheras" era el nombre que le daban los soldados de tropa. Expuesto de un modo más simple, su cuerpo se había cansado de la guerra.
contempló horrorizado cómo aquellos que huían de las trincheras eran derribados por el fuego de artillería. Los que se quedaban, acurrucados y llenos de temor, eran consumidos, los hijos de Inglaterra convertidos en hijos de Pompeya...
Fueron las tapas las que se quemaron - comentó Clowes-. Cuero con cierres de metal. Es grueso y retiene la humedad. Provocaron un mal olor endemoniado, y un humo negro como su barba.
Su aspecto era lo que podría resultar de romper en pedazos una edición ilustrada de las obras de Jacob y Wilhelm Grimm y luego pegar otra vez los trozos entre sí al azar.
-Es el mundo, muchacho - dijo-. Todo el mundo, en tinta y sangre, vitela y pergamino, cuero y piel. Es el mundo, y es tuyo para que lo salves o lo pierdas.
Los Wendigos no eran muy diferentes de los hombres. Únicamente aquellos que estaban agazapados y mostraban sus cuartos traseros desfigurados y bestiales eran evidentemente algo más.
