Sinopsis de TIENES QUE MIRAR

En 2012, la escritora Anna Starobinets descubrió, en una visita rutinaria al médico, que el hijo que esperaba tenía un defecto congénito incompatible con la vida. Un diagnóstico que transformó la alegría más pura en dolor. ¿Qué hacer cuando los sueños y el futuro se desmoronan en la pequeña pantalla de un ecógrafo? Starobinets narra con una dureza extrema, pero con una humanidad desgarradora, el peregrinaje por las instituciones sanitarias de su país, indiferentes a su drama, su posterior viaje a Alemania y el duelo por el hijo perdido. Finalista del Premio Nacional de Bestseller 2018, Tienes que mirar desencadenó a su publicación una tormenta en Rusia, y la condena de parte del establishment sanitario ruso al atreverse a abordar el tabú del poder que tienen las mujeres sobre sus propios cuerpos, las secuelas del aborto espontáneo en el matrimonio y la vida familiar, y la insensibilidad e ignorancia mostradas por muchos en su país en situaciones límite como la suya.

16 reseñas sobre el libro TIENES QUE MIRAR

Reseñar este libro es prácticamente un imposible, porque cuando uno reseña, generalmente juzga. Y si bien es cierto que todo escritor que publica, acepta y se expone al escrutinio del lector, considero que este es un caso más complejo, ya que aquí, Anna Starobinets, cuenta todo lo que pasó y sintió el día que a los casi 4 meses de embarazo, le detectan en una ecografía que su bebé tiene una malformación en los riñones que lo terminará matando inexorablemente. Y ella debe decidir entre seguir con el embarazo y ver morir a su hijo o abortar. La complejidad a la hora de reseñar y de juzgar es que a menos que hayamos pasado por una situación similar, nadie tiene una verdadera noción del dolor que esto implica. Es más, la sociedad en su conjunto, tiende a subestimar dicho dolor. Hasta en la forma de hablar minimizamos lo que siente una mujer: decimos " perdió un embarazo" y no " perdió un hijo". La categoría de nonato, parece ser un hechizo que inmediatamente le quita a la mujer su condición de madre, al niño su existencia y a la pérdida su verdadera dimensión. Se suelen decir frases como "ya tendrá otro", y se da por sentado que el tiempo la llevará al olvido. Starobinets, en este hermoso y muy sentido libro, lucha contra la minimización del dolor. Sentir que el útero se te llena de muerte, no se supera, no se olvida, no se cura. Se sobrelleva, pero no sin cicatrices. Y estas nunca terminan cerrándose. Cuando leí este libro recordé inmediatamente a una amiga que perdió un bebé y al contarselo, a pesar de los años, esta mujer volvió a llorar al recordarlo. Yo tengo la suerte de no saber lo que es. Mi embarazo fue bello y feliz. Pero por un momento pequeño y bobo, tuve una minima muestra de lo que podría haber sido. A los tres meses, trabajando me caí de unas escaleras y cuando fuí al medico, le dije, totalmente desesperada" fijate, no sé, no siento nada, me siento vacía, no tengo nauseas, no tengo vomitos, no se mueven, se tienen que mover ya?No siento nada, no los siento, fijate si están muertos"...y lloré como una tolola (mis mellizos estaban perfectos. Ahora tienen 12 años y son mas altos que el padre) Un libro precioso, valiente y conmovedor que retrata magistralmente el dolor de la perdida. Porque sí, se pierde. No un embarazo. Un hijo. P.d: antes de que quieran quemarme viva, estuve, estoy y estaré siempre a favor del aborto. Solo creo que ninguna mujer aborta alegremente. Todas pierden.


Un testimonio valiente, veraz, sencillamente directo, terriblemente perpetuo. Cuando pones todo tu empeño en crear una nueva vida y un aplastante diagnóstico te indica que esa espera no ocurrirá como tenías planeado, la realidad te da un golpe de efecto para mostrarte que acabas de entrar en el duro y estrecho camino del infierno. Te niegas a creerlo porque sabes que hay algún error, no puede ser verdad, no puede pasarte a ti. Es ahí cuando compruebas en tu propia piel que tu negativa es devuelta con el desprecio más deshumanizante de quienes te informan. Te enfrentas con toda la burocracia y procedimientos sinsentido que no hacen sino aplastar tu ilusión, tu esperanza. Buscas otra respuesta, otro diagnóstico . Las formas cambian, pero el resultado te sigue ahogando. Comienzas a sentir ese dolor que te oprime, te asfixia, te bloquea y te inunda de inseguridad y de miedo. Y cuando crees que todo ha acabado es cuando percibes que ese dolor que creías fugaz, se ha adherido a ti para recordarte que no se irá nunca, se acomodará y vivirá contigo siempre, como un huésped, un parásito que se alimenta de tu paz para que no olvides nunca lo que pasó. Y sólo cuando descubres que su recuerdo te acompañará siempre, que ese dolor no se irá, aceptas que has aprendido a vivir con tu pérdida y ya no lo niegas, te atreves a mirar, sin esconder lo que sientes. "Míralo, no finjas que no ha pasado nada, no finjas que no hay nada ni nadie de quien hablar, y mira el problema, si no lo admites, las cosas irán aún peor"


Estos últimos días estoy leyendo libros que me han gustado muchísimo. Hasta ayer pensaba aprovechar la tarde del sábado para escribir una reseña sobre El retrato de Rose Madder, o de El rumor del oleaje. Pero di por casualidad, antes de irme a leer en la cama, con este libro que me había sido recomendado por una muy buena amiga. Y me puse a leerlo. Y terminé apagando la luz a las dos de la mañana. Y las primeras palabras, las únicas palabras de hecho, que me vienen a la cabeza en este momento son "brutalmente desgarrador." Y creo que no exagero ni un ápice. Brevemente, para contextualizar: Anna es una mujer rusa embarazada de cuatro meses. En la última eco le diagnostican a su bebé una malformación en los riñones. Y lo que sigue es un relato del horror absoluto. Una historia real. Como tantas otras, desgraciadamente. Me considero una persona empática, pero no soy capaz de concebir siquiera una pequeña parte del dolor que se describe en este libro. Doy gracias (a quien sea) porque nunca he vivido algo así, y en principio no voy a vivirlo. Doy gracias por nuestro sistema de salud. Libros como estos son los que te recuerdan que nunca se puede juzgar sin saber, sin haber vivido el infierno en tus propias carnes. No estoy segura de estar alcanzando la coherencia textual en esta reseña. Tampoco me importa. No puedo recomendar este libro, depende de cada persona. Yo no estaba segura en determinado momento de poder seguir leyendo. Solo puedo decir que me alegro de haberlo hecho. Aunque tras su lectura solo pueda hilvanar frases cortas separadas por puntos. Muchas gracias por la recomendación, Marenpergamino. Sinceramente, dudo que pueda olvidarme nunca de esta historia.


Considero que es un libro que vale la pena leer. Siento gratitud por habérmelo encontrado y haber tenido que enfrentarlo. El tema central tiene que ver. In la posibilidad de abortar cuando los bebes tienen algún tipo de patología que hará inviable su vida una vez de se a luz. Ahora bien, a través de ese tema central se desarrollan una serie de aspectos que resultan interesantes porque permiten reflexionar al lector. Bienvenidas sean reflexiones! Quiero compartir las siguientes con ustedes: 1. “Los hombres no pueden entrar”: Pareciera que el proceso de embarazo fuera un estado íntimo y único de la mujer, que el hombre simplemente fuera quien deja una semilla para recoger el fruto pasados nueve meses. Pero que dicha semilla no requiriera de abono y de agua. Así nos lo hacen ver! Culturalmente se ha impuesto esa premisa, pero, la vida del bebé, la gestación. No importa en forma igual al hombre que a la mujer? Comprendo que es el cuerpo de la mujer el que se ve afectado con la gestación, pero está comprobado que desde la parte psicológica y afectiva ambas partes se ven inmersas en ese proceso, ambas partes experimentan un cambio durante la vivencia del mismo. Es un tema de humanidad, de cambio cultural. Permitan vivir a los hombres en forma más cercana ese lindo proceso. 2. Sobre el lenguaje técnico y el trato médico hacia los pacientes: Nuevamente me encuentro con un libro con el que los pacientes son críticos acérrimos sobre el trato que han tenido que sufrir de quienes los atendieron. Resulta vergonzoso que esto suceda, pues la medicina, según el mismo juramento hipocrático, es la práctica que más debería tener conciencia sobre la bondad. Debería adaptarse el lenguaje que se utiliza con los pacientes, personas que, al acudir ante un profesional de la salud, seguramente es porque se encuentran en una situación de indefensión, de vulnerabilidad a través de un padecimiento de salud. 3. Sobre la valentía de la mujer: Siempre han merecido un reconocimiento, pero todo reconocimiento se quedaría corto para el trabajo que les toca desplegar en el embarazo. Son quienes, por naturaleza y cultura, han tenido que enfrentar en forma directa y, en ocasiones, solas, el proceso tan bonito pero engorroso. Son sus cuerpos, si psiquis, su estado emocional el que se ve afectado en forma directa. Debe padecer de un legrado y levantarse para continuar con sus vidas. Tienen que sufrir esas frases cliché, cómo si con ello fueran a superar esas pérdidas tan difíciles. Son unas valientes y su fortaleza debe erigirse como una fuente de inspiración para los hombres. 4. Somos seres egoístas?: Me impactó un aparte en donde la autora señala que, a pesar de saber que había una posibilidad del 50% de que un nuevo bebé tuviese el mismo problema, ella quería por encima de todo tener otro hijo. Me pregunto: Eso no demuestra de qué estamos hechos los seres humanos? Para satisfacer nuestra necesidad y cumplir con nuestros planes de vida estamos dispuestos a someter el bienestar de la persona que supuestamente más nos importa? No sabemos que muy seguramente nos iremos primero de este mundo y que podemos, en razón a ese egoísmo, dejar un ser que es totalmente dependiente sólo y desahuciado? Es una apreciación muy personal que no pretende juzgar puntos de vista, pero que si me parece importante dejar a manera de interrogante.


"Ahora simplemente estoy mirando la pantalla y casi me quedo dormida, casi olvido por qué estoy aquí. Y luego, de repente, en un instante, lo recuerdo. Porque en medio de la modorra, en medio de los sombreros de plumas en la pantalla, a través de la anestesia, a través de mi vientre entumecido, de pronto siento que algo dentro de mí se desgarra y deja de vivir. En mi interior está la muerte. Está caliente, resbaladiza, roja, se mueve rítmicamente dentro de mí, como en un baile, quiere romperme y salir." En 2012, Anna Starobinets descubrió, en una visita rutinaria al médico, que el hijo que esperaba tenía un defecto congénito incompatible con la vida. Lo que comienza siendo la crónica de un embarazo malogrado, acaba convirtiéndose en una verdadera historia de terror. Starobinets narra con extrema dureza y desgarradora humanidad el peregrinaje por las instituciones sanitarias de su país, su posterior viaje a Alemania y el duelo por el hijo perdido. Tienes que mirar desencadenó una tormenta en Rusia cuando se publicó, ya que se atrevía a abordar el tabú del poder que tienen las mujeres sobre su propio cuerpo. Una historia de dolor y de resistencia tan audaz como clarificadora, tan intensa como real, sobre un trauma silenciado. No sé ni qué decir, simplemente me ha dejado sin palabras. Creo que es el libro más humano e inhumano que he leído jamás. Un libro que duele, que te hace sangrar de dolor, pero escrito con una prosa y una maestría apabullante. Una obra de no ficción basada en la propia experiencia de la autora con la pérdida de un hijo y lo horroroso de una situación así y de un sistema al que no le importa lo más mínimo. Un libro crudo y, en su intención al escribirlo, esperanzador, por querer ayudar a cambiar un sistema que huele a podrido y ancestral. Muy duro en su contenido, pero de rápida lectura y que no vas a poder dejar de leer. Un libro que habla de cómo los miedos, con todas sus garras y sus uñas bien afiladas, son capaces de apartarte del mundo, de la vida, sin que tú mismo puedas evitarlo. ¡SIMPLEMENTE, BRUTAL! *MI VALORACIÓN: 10/10


Starobinets expone el proceso emocional que supuso interrumpir su embarazo ya avanzado debido a que el bebé presentaba una malformación incompatible con la vida. Tuvo que enfrentarse al sistema sanitario de su país (Rusia) donde el bienestar de la madre no es importante, a una sociedad que censura el aborto y que ignora todo lo relacionado con la mujer, y sobre todo, tuvo que hacer frente a las emociones que surgen después del aborto. En sus palabras, el dolor por la pérdida de su bebé hace que pierda su apariencia humana para convertirse en otra cosa. Gracias a su profesión de periodista consigue exponer el horror con habilidad y es capaz de impulsar al lector hacia las entrañas de su historia. El título hace referencia a la decisión que debe tomar de mirar o no a su bebé muerto después de parirlo. Las enfermeras lo sacaron de la nevera y lo metieron en una cesta llena de flores artificiales para presentárselo. La tragedia también es humana y natural. Así lo expone starobinets.


El ejercicio de empatizar supone la disposición de mis emociones para que quien me cuente su historia, aligere su carga y encuentre algo de alivio con ello, y este testimonio, es de esos que se leen como quien tiene en frente a quien a vivido una tragedia y simplemente puede asentir. Pero lo increíble aparece cuando se evidencia lo frecuente que ocurren estas desgracias y pienso… ¿Por qué si somos tantas las que atravesamos por una perdida perinatal (sea del tipo que sea) sabemos tan poco y compartimos aún menos? Literatura como esta resulta necesaria y obligatoria. Existen tantos temas sobre la mesa, pero tan poco compartimos esta clase de historias… ¿Por qué? Mi conclusión es que la perdida de un hijo o de la idea de él (no importa lo que se entierre) es tan doloroso, que la intención de hacer algo al respecto se diluye en el duelo, y para cuando se supera, el objetivo de tener de nuevo un bebé se roba las fuerzas y olvidamos que existe y existirán quienes necesiten de nuestra empatía para salir de donde se encuentran. La fuerza femenina es importante, pero debe traspasar las fronteras del discurso y así utilizarse no sólo para motiva sino para acompañar y apoyar en momentos de absoluta oscuridad.


Este libro habla de la humanidad y de la falta de humanidad en general.. Testimonio en primera persona , durísima historia, me ha tenido leyéndolo con el alma en un puño . Libro cortito (187 páginas ) que he “devorado “ en una tarde .


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FRASES DEL LIBRO TIENES QUE MIRAR

DOLOR. Cuando te da miedo cerrar los ojos, cuando te es imposible mirar a otros niños, te vuelves una herida abierta que sangra constantemente.


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Una cosa es inventar historias de miedo y otra muy distinta es convertirse en la protagonista de un cuento de terror.


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Al día siguiente recibiré otra pastilla para inhibir la lactancia.Von ella desaparecerá la leche.Pero no la tristeza.


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“A veces te cruzas con personas que consideran necesario decir “lo siento” o “que pena”. Pero si la excepción. No existen rituales ampliamente aceptados para expresar la compasión”


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“No es suficiente para mí. Necesito de verdad este niño. Nunca seré feliz si no doy a luz a un niño vivo”


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