No son lo que se dice algo bonito de ver, con sus inmensas bocas repletas de dientes brutalmente afilados y a menudo en pico, que les permiten arrancar pedazos de carne de sus víctimas. Dale a un tiburón la menor gota de sangre y ahí llegará con una velocidad aterradora, listo para lanzarse a un frenesí asesino. Estas criaturas pueden captar la menor vibración del agua, que les dice si hay cerca una víctima jugosa,y también localizar a sus víctimas mediante los sensores eléctricos situados en torno a su hocico. Algunos tiburones adoptan elaborados disfraces para camuflarse ante sus presas hasta que llega el momento del ataque; por ejemplo, el wobbegong posee una piel manchada que hace que se parezca a una roca incrustada de algas. Otros, como el tiburón tigre, poseen ojos con visión total para localizar a sus presas. Sea cual sea el método que utilizan para atrapar su almuerzo, los tiburones se encuentran entre los más mortíferos cazadores de la Tierra.