THE LADY’S GUIDE TO PETTICOATS AND PIRACY

Ser mujer en siglo XVIII no era una tarea fácil, en especial si la "señorita" en cuestión se negaba a limitar su propósito de vida a ajustarse el corsé hasta que los órganos se le escaparan por la boca, y así atraer la mirada de un posible prospecto de marido. Era difícil pretender "ocupar más espacio" en el mundo y atreverse, por ejemplo, a querer estudiar y ejercer la medicina, como es el caso de nuestra protagonista, Felicity Montague, que lo ha dejado todo para poder educarse. Pero el universo académico y científico es un patriarcado tirano que la rechaza únicamente por su genero y le cierra todas las puertas, lo que la lleva a tomar medidas desesperadas que terminan en un pandemonio tragicómico de aventuras al mejor estilo Montague. Mackenzie Lee una vez más, saca todo el arsenal y nos muestra un relato irónico, totalmente accidentado y muy pero muy divertido de las peripecias de Felicity en busca de la igualdad de genero. Si bien disfruté y me divertí mucho con el libro, no llegué al nivel "risa psicótica" al que si había llegado con su predecesor "la guía del caballero para el vicio y la virtud", aunque creo que esto se debe principalmente a que Monty, el hermano de Felicity es un narrador insuperable por lo adorable e incorregible. Aún así me identifiqué mucho con la protagonista, sobre todo cuando ella debe asistir a una fiesta, "debe" socializar, "debe" encajar y falla estrepitosamente en todo. No sabe como hacerlo y se siente incomoda, prefiriendo mil veces estar sola leyendo un libro a tener que entablar una conversación cortés con extraños. Realmente creí estar leyendo mi adolescencia.

Este libro me gustó muchísimo más que el primero, la historia me llegó mucho y me parece bastante inspiradora. De nuevo se ve que la autora se informó sobre la época y sobre mujeres fuertes que lucharon por demostrar que el género no es una limitante. Creo que de lo más valioso que tiene este libro es que muestra que el hecho de que seas o no inteligente, curiosa, te guste vestirte bien, seas amable, tengas metas distintas a las preestablecidas, etc. etc. no te hace más ni menos mujer. Todas las mujeres somos distintas, tenemos metas y gustos diferentes y eso no significa que una tenga más valor que otra.