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Sinopsis de TESS DE LOS D'URBEVILLE
John Durbeyfield, de la aldea de Marlott, arrendatario de una pequeña vivienda con terreno, padre de siete hijos, haragán y borrachín, se entera un buen día de que su apellido es en realidad una deformación de d’Urberville, un noble linaje normando que se remonta a los tiempos de Guillermo el Conquistador. Gracias a este inesperado hallazgo, decide con su mujer enviar a Tess, su hija mayor, a quien le habría gustado ser maestra de escuela, en busca de la protección de unos ricos d’Urberville que viven en la región. Los Durbeyfield no lo saben, pero estos ricos d’Urberville son en realidad la viuda y el hijo de un comerciante que adoptó ese apellido para darse aires y no porque fuera auténtico descendiente de tan antigua familia. En cualquier caso, la viuda, ciega y amante de las aves, y el hijo, un joven voluble y seductor, dan trabajo y alojamiento a la muchacha: tendrá que cuidar las gallinas y enseñar a silbar a los pinzones… Así se inicia el largo camino de Tess de los d’Urberville (1891), que aquí presentamos en una nueva traducción de Catalina Martínez Muñoz. Thomas Hardy traza el retrato, como indica en el subtítulo, de «una mujer pura», y sobre todo de «una mujer con una vida valiosa: una vida que, para ella que la sufría o la disfrutaba, adquiría dimensiones tan grandes como la suya para el soberano». Negado su derecho a la educación, acuciada por un extremo sentido de la responsabilidad, sometida a «una arbitraria ley de la sociedad que no tenía ningún fundamento natural», Tess es sin lugar a dudas una de las heroínas más memorables de la literatura victoriana, precisamente porque cuestiona y rebate, con su azaroso destino, la moral de su época.
3 reseñas sobre el libro TESS DE LOS D'URBEVILLE
[¿Por qué no me dijiste que se corría peligro entre los hombres? ¿Por qué no me previniste? Algunas señoras saben defenderse porque leen novelas que les hablan de estas cosas, pero yo nunca tuve ocasión de aprender de ese modo y tú no me lo enseñaste] - Thomas Hardy . . Esta obra fue publicada en 1891, y escrita por el británico Thomas Hardy, novelista y poeta. Esta obra que tiene como protagonista a una joven de origen humilde, Tess, trata temas que bien podrían parecer de actualidad pero que en siglo XIX ponían en el punto de mira a un autor como Hardy. La novela se sucede en Wessex, cuando el padre de Tess descubre que el origen de su apellido es noble, intenta contactar con los que ostenta el título original para casar a su hija con un noble adinerado, pero esta se niega. La mayor parte de la situación, con sus bajos y sus altos, gira en torno a las relaciones entre Tess, Alec, hijo de los D’Urbeville nobles y Angel, el hijo menor de un reverendo. La realidad que oculta esta novela es un poderoso mensaje en relación con el poder de una joven de familia pobre y como gestionar un poder que siente no poseer sobre su cuerpo y sus decisiones. Esta es la razón por lo que la obra en 1891 fue parcialmente censurada. Thomas Hardy aborda el tema de la sexualidad y la virginidad de una forma tal que el libro pone en situaciones de frustración y tensión constantes. No se debe juzgar una novela del siglo XIX desde nuestra perspectiva actual, pero resulta realmente útil ver cómo la sociedad de la época podía juzgar de forma tan agresiva las decisiones que una mujer decidiese tomar en aquella época, por lo que la representación histórica es muy fiel, y en parte, en eso reside su valor actual.
Bonita manera de describir un drama, y la facilidad con la q algunos hechos quedan impunes y se responsabiliza a la agredida
Leí esta novela hace muchos años y solo recuerdo que quería terminarlo: la vida de la protagonista era un constante sufrimiento agotador. Pero supongo que así es la vida.
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FRASES DEL LIBRO TESS DE LOS D'URBEVILLE
Al considerar Ángel lo que no era Tess, perdía de vista lo que era y olvidaba que a veces lo defectuoso puede valer más que lo perfecto.
Al considerar Ángel lo que no era Tess, perdía de vista lo que era y olvidaba que a veces lo defectuoso puede valer más que lo perfecto.
Ademas tanto ella como Clare se mantenian en esa zona indecisa que separa a la simpatia del amor
La belleza o fealdad de una persona radica no sólo en sus acciones, sino también en sus impulsos y designios; la verdad de su historia no estriba en las cosas que hace, sino en sus objetivos e impulsos.
Hasta que los rayos del sol absorbieron la figura del joven que se alejaba ascendiendo la colina, no se liberó Tess de su tristeza ni dio respuesta afirmativa al mozo que la instaba a participar en el baile.
Cuanto más pecador, más santo; no había que ahondar mucho en la historia del cristianismo para hallar confirmación a esa sentencia.
