Este libro relata simultaneamente la versión de un psiquiatra y la de su paciente, en un original contrapunto de ideas, impresiones, asociaciones y sentimientos. Ginny Elkin es el pseudónimo de una escritora joven y atormentada, a quien el mundo de la psiquiatría había catalogado como esquizoide. Cuando comenzó a tratarse con el doctor Irvin Yalom, éste le propuso, como parte de su trabajo en común, llevar por separado un diario de sus sesiones. De esta forma, el lector se convierte en espectador privilegiado de la relación terapeutica.