Al joven poeta de veinte años, Pablo Neruda, el éxito de los" Veinte poemas de amor" no se le subió a la cabeza. Por el contrario, persistió en la búsqueda de su mejor lenguaje posible, a través de la metamorfosis que su escritura atravesó desde 1924 hasta 1926." Emprendí la más grande salida de mí mismo: la creación, queriendo iluminar las palabras" . De este modo, el joven poeta logró concebir para su nuevo libro un diseño que incluía como vertebración temática el itinerario de un" viaje nocturno" y, como forma, un lenguaje poético de intención vanguardista basado en la ausencia de puntuación y mayúsculas y dispuesto como una cadena heterogénea, deshilvanada, de sintagmas o segmentos yuxtapuestos en asociación más o menos libre o arbitraria, no desprovista, sin embargo, de una subyacente lógica discursiva.
La ausencia de mayúsculas y signos de puntuación, dejan en manos del lector la batuta de la entonación y alma del poema. Hay versos extraordinarios y profundos, como por ejemplo: "ésta es mi casa Aún la perfuman los bosques Desde donde la acarreaban Allí tricé mi corazón como el espejo para andar a través de mí mismo" Sin duda un hombre es el resultado de sus primeros años. En este tiempo adopta conductas y Secuelas que arrastra hasta la tumba. Y aún después, al hombre se le recuerda por ello. El planteamiento de Neruda en este poema sugiere destronar el tiempo y sus efectos, su avance y su dolor, vivir el hoy sin temer al mañana. Neruda le canta de manera novedosa, si se quiere vanguardista, al tiempo y la crueldad de su trazo. Definitivamente, prefiero al Nerudo de "Veinte poemas de amor y una canción desesperada", pero es disfrutable si se lee con tiempo para meditarlo.
Quizá el delicioso recuerdo de Veinte poemas de amor y una canción desesperada, o el legendario grito resonante del Canto general me llevaron en zizag, a tientas, como por un sendero escabroso de imágenes y metáforas sorprendentes, intrincadas. Por eso, al leer este poema, Tentativa del hombre infinito, un poema extenso, se cortó de tajo esa relación mía con la sensualidad y el erotismo del Neruda anterior. Sin embargo, mi pequeña travesía por este libro me enseñó que la poesía suele ser un grito suspendido entre la garganta y el aire, en la tarde violacea de un deseo, una tentativa de algo que apunta hacia el infinito. Y no nos queda más que disfrutar de esa tensión interminable suscitada por un poema colosal.