Hay veces que una vida se resume en lo esencial: en una palabra, en un poema, en una caricia, en un paseo al alba hacia el autobús 35 o 38, en el modo de preparar un arroz con conejo los domingos, codo con codo, en la angosta cocina, o un gazpacho lujurioso, abundante de ajo. Hay veces que una vida tiene un olor sagrado: el aroma a serranía y monte bajo de Ejulve.