MADRID, PARA UNA ELEGÍA Ogne lingua per certo verría meno… INFERNO, XXVIII, 4 PASAN trenes en marzo atestados de lágrimas palabras o susurros bajo un cielo dormido, mejillas presurosas que de pronto se tornan amasijo de hierros en el alba. Claridad de la sangre. En el crepúsculo se juntaron los rostros silenciosos. En todos los paraguas del dolor repicaba la piedad de la lluvia.