Aunque Sir Nigel apareció posteriormente a La Compañía Blanca, Conan Doyle nos hace retroceder en el tiempo y nos sitúa en la juventud y años de aprendizaje de Nigel Loring, cuando su cabeza bullía enfebrecida con las hazañas de los grandes caballeros y deseaba para sí ganar fortuna y honra en memorables hechos de armas. Conan Doyle, que consideraba -con razón- sus novelas históricas como su mejor producción literaria, estaba muy pendiente de dotar a sus narraciones de un tono realista que se separara de los estereotipos románticos de sus predecesores.