Sinopsis de SIGNATURA 400

Ni siquiera tiene nombre. Y es que nadie habla con ella, como no sea para pedir libros en préstamo. Su consuelo: las buenas lecturas (siempre de autores muertos) y estar rodeada de seres incluso más tristes que ella. Se pasa los días ordenando, clasificando, poniendo signaturas. No pensaba ser bibliotecaria, pero abandonó las oposiciones por un hombre. Ahora el amor le parece una pérdida de tiempo, un trastorno infantil. Claro que el deseo es muy traicionero, y ella guarda unos pendientes en el cajón. Preferiría la sección de historia a la de geografía, allí en el sótano de una biblioteca de provincias, donde lleva la mitad de la vida, donde ya empieza a ser vieja, pero el anonimato al menos le concede pequeñas venganzas. De las que quizás solo ella se percata. Porque, además, en el orden de la biblioteca se cifran las jerarquías de la vida: la de los ricos y los pobres, los privilegiados y los subalternos, los que tienen un amor y los que no. Pero cuando no hay nadie, cuando la biblioteca está cerrada, incluso puede – y sabe- darle voz a su neurosis, a sus angustias, al vértigo del saber libresco. Y entonces descubrimos que los neuróticos pueden ser buenos narradores, cosa no tan evidente. Cosa que tal vez logran, sobre todo, los buenos fingidores, los escritores que dan vida a los buenos personajes. Sólo le queda, pues, la literatura. Para elevarse, dice ella. Los libros, los buenos libros. Y quizá, también, los buenos lectores, que van a la biblioteca en busca de algo más que calefacción o aire acondicionado, y que dan vida a las grandes historias, como el breve monólogo de esta mujer insignificante, que relata su desencanto con acritud y humor. ¿O es un diálogo? ¿O acaso la pregunta tiene sentido? Un texto precioso que, desde luego, reclama todas las lecturas del mundo. La primera novela publicada de Sophie Divry, que tiene treinta años, vive en Lyon y ojalá escriba y publique mucho más.

1 reseñas sobre el libro SIGNATURA 400

En un principio, puede parecer que existe un diálogo entre la narradora y un posible usuario, aunque no se manifieste explícitamente por escrito. Sin embargo, desde mi punto de vista no es más que un monólogo de ella para sí misma y su soledad. La bibliotecaria lleva una vida monótona, sin más motivación que la lectura , su trabajo y la compañía de otras personas que se encuentran en el mismo estado depresivo ante la vida. Si bien es cierto que la autora recurre al viejo estereotipo de "bibliotecaria amargada", para nada real en la actualidad en la mayoría de los casos, el hilo me ha enganchado y me ha hecho reír en múltiples ocasiones con las que me he sentido identificada. Además, lo he leído en menos de una hora. Es un libro muy adecuado para una tarde de domingo.


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FRASES DEL LIBRO SIGNATURA 400

Nunca estás sola cuando vives entre libros. Los libros me elevan.


Publicado porPilar_6