Antonio Gala se plantea la pregunta que da título a su libro. ¿Qué contarían las piedras de los monumentos, de las catedrales, de una simple calle o de un simple pueblo, si pudieran hablar? Las piedras, después de años y años, inmóviles, versátiles, han vivido lo suficiente como para enseñar...
Dicen los orientales que los ruidos más gratos de esta vida son el tintineo de las monedas de oro, el canto de un surtidor y la voz de quien se aman…