Sinopsis de SHALOM SEFARAD

Shalom Sefarad cuenta la historia de David Meziel, judío español nacido en 1478 y expulsado a la edad de 14 años, al que le toca emprender un éxodo que lo lleva desde Portugal a Túnez, y de Egipto a la corte de Suleyman el Magnífico. Muchos judíos españoles anduvieron esos caminos, otros salieron por Ámsterdam y llegaron al Báltico, o huyeron por Italia, siguiendo a las tierras del Sultán. Meziel es expulsado formalmente de España, acogido por el mundo musulmán.

1 reseñas sobre el libro SHALOM SEFARAD

Libro que narra en primera persona los sucesos de un judío sefardí a finales del sXV durante el decreto de expulsión de los Reyes católicos. El protagonista, pese a las penurias iniciales, siempre se encuentra con alguien dispuesto a acogerle, enseñarle sus conocimientos, en este caso sobre medicina, y viajar con él. A la vez, durante esos viajes que van desde Toledo, Zamora, Lisboa, Marruecos, Túnez, Egipto, etc. siempre coinciden con otros personajes los cuales cuentan sus historias cuyo nexo común es la expulsión bajo el decreto de los Reyes Católicos, y así una y otra vez y otra vez... El libro no es que sea malo, es que recuerda demasiado al Médico y Al último judío de Noah Gordon, sólo que increíblemente más lento. Además es todo narrativa, no hay nada de diálogo en las más de 450 páginas. En fin, libro lento y repetitivo. Y muy poco original


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FRASES DEL LIBRO SHALOM SEFARAD

De él, aprendí casi todo lo que mucho tiempo más tarde me convirtió en médico. Con buen tino, comenzamos desde la misma muerte, la mejor maestra para entender la vida.


Pues ¿qué es el dolor si no la previa sensación de la eternidad? El dolor es como una avanzadilla de la muerte y ésta no es más que volver a confundirse con los materiales iniciales,


Has confiado en mí. Has sido sincero, aun a sabiendas de que esa sinceridad podría costarte muy cara. No podré olvidarte, porque me has traído el aliento de la verdad, en esta oscuridad que nos envuelve me has hecho ver la luz que creía mortecina, casi apagada, de mi conciencia.


«La razón es como una tablilla sobre la cual no hay, en realidad, nada escrito».


«El recuerdo no es más que la ilusión convertida en llanto».